Virtuoso del violín y amante de la música, el joven Carlos Rafael Martínez Arroyo (1999, Cabra) exprime sus últimos días de verano junto a su familia y amigos. En agosto, el día 20 concretamente, cruzará el Atlántico para convertirse en alumno de uno de los conservatorios de música más prestigiosos del mundo, la Manhattan School of Music (Nueva York). Después de dos meses de campaña de crowdfunding, ya que la escuela neoyorkina financiaba la mitad del importe de la matrícula, el violinista ha alcanzado la cifra, estipulada en 32.000 euros, para confirmar su plaza y aprovechar una oportunidad de oro.

-¿Cómo encajaste la noticia de que ser seleccionado como alumno para la Manhattan School of Music?

-El día en el que recibí el correo de admisión mi ilusión y felicidad no podían ser más grandes, todo el esfuerzo empleado había dado sus frutos al entrar en una escuela de tal prestigio. Además, recibí la «Award Letter» en la que se me especificaba la cantidad de la beca que se me iba a otorgar, 30.000 dólares basados en méritos. En la misma carta aparecen una serie de apartados referentes a las ayudas basadas en «necesidad» o situación familiar financiera, a las que yo no podía optar. En seguida me puse en contacto con la Universidad y me respondieron que ese tipo de ayudas se aplicaban solo a los estudiantes de los EEUU, pero que normalmente en cada país había mecanismos para poder hacer frente a estas situaciones, fueran préstamos, otros tipos de becas, etcétera, como de hecho las hay en casi todos países europeos.

-Y decidiste iniciar una campaña de crowdfunding.

-Sí, que ha durado dos meses.

-¿Confiabas en la respuesta de la gente para alcanzar tal cifra?

--Más que confiar o no, yo hablaría de «imaginar». Fue algo muy difícil de imaginar porque nunca he vivido una situación así.

-Hubo una persona, cirujano residente en Madrid, que donó 10.000 euros. ¿Has contactado con él?

--Sí, pude escribirle un correo electrónico en el que le di las gracias por la donación y por todo lo que significa para mí ver tantísimo apoyo.

-¿Con qué anécdota te quedas?

-Como anécdota en sí, no ha habido ninguna. Lo único que puedo y expresar es mi agradecimiento a todos los que han contribuido, tanto económicamente, con mensajes de apoyo, y a los medios de comunicación que han difundido la noticia. Todo ha surgido de manera natural, ha sido bonito.

-Pero hay personas que te han parado por la calle y te han dado dinero.

-Sí, la verdad es que han sido momentos muy especiales. Es emocionante que en persona me hayan transmitido ese apoyo y fe en mí, igual que los que han asistido a mis conciertos.

-¿Lo que más te ha sorprendido?

-El apoyo unánime e incondicional que he recibido en todas los sentidos. Nunca me imaginé que tantos medios de comunicación se iban a prestar a ayudarme de la forma que lo han hecho, y, por otro lado, no me esperaba conseguir la cifra, que es lo que más me ha sorprendido de todo.

-Y ahora...Nueva York. ¿Preparado?

-La verdad es que sí, estoy preparado para empezar esta nueva etapa de aprendizaje, crecimiento musical y personal y de trabajo duro. A falta de un mes para viajar, mis ganas son grandísimas de empezar. Trataré de aprovechar al máximo, ya que es única en la vida.

-¿De cuánto tiempo consta el curso?

-El año académico dura desde finales de agosto, hasta mayo. La carrera consta de cuatro cursos.

-¿Y después?

-Aún queda mucho, pero mi sueño siempre ha sido ser concertista. Ahora mismo mi meta es trabajar día a día y aprovechar las oportunidades.