La palabra de la semana es, sin género de dudas, martirio. Y además, enviada por los medios desde la Casa Real, por su director, ni más ni menos, que al juez Castro, que como ustedes deben saber, es nuestro, o sea, es cordobés. Con sus luces y sus sombras. Y además, no ha perdido el acento.

Martirio es cuando se sufre mucho. De ahí mi título, que se me ocurrió el otro día y que es verdad. ¡Cuánta gente que tiene su casa en el sur sufre martirio en el tiempo en el que estamos! Pero me acuerdo de Martirio, la cantante, con su peineta a la cabeza y sus gafas de sol, para que la sombra oculte su hermosa ojera. Aunque para ojera, insisto, Angela Molina, que fue llamada en Hollywood la ojera de España. Dicho lo cual, y dentro del prólogo de la tristeza, envío mi beso, doble, a Rosa Luque, que ha perdido a su padre y con la que hablé largo y tendido el otro día. Animo, compañera, ya sabes que te quiero mucho. Unas líneas, que son más que un pésame.

Y ahora, a contarles, mucho, de las cosas de Córdoba. A saber.

Leo a Rafael Martínez Simancas, magnífico periodista de Rute, escritor buenísimo, columnista soberbio, en su libro Sótano octavo , editado por Ediciones B. Un libro documento, estremecedor, en el que cuenta su lucha contra el cáncer de médula. Lo he leído despacio, emocionado. Y quiero hacer referencia a su libro y a Rafaelito , mi buen amigo. Lo recomiendo a mis lectores, porque en todo el libro siempre hay una luz de combate y esperanza.

Veo en la portada de esta semana del Hola que Paloma Cuevas, nuestrísima, ofrece la primera entrevista larga, profunda, que concede en su vida. Está bellísima, como siempre, y además abre su corazón de par en par para Mamen, la directora de la revista. Un preciso y precioso retrato cordobés.

Y de sabores les hablo, porque el salmorejo cordobés está en este tiempo de Cocinavisión en todos los altares del sabor. Se lleva la cocina, y se lleva nuestro plato emblema, con todos sus secretos, que siempre reivindico. Por cierto, que hace hoy en Madrid tanto, tanto frío, que igual me pongo, que a veces lo hago, la capa que me regalaron aquel día, inolvidable, cuando me hicieron caballero de esa noble institución del salmorejo. Córdoba a tope, sin tregua. Por eso ya espero el próximo libro --que escribe en silencio, como siempre lo hace-- de Francisco Solano, que será Cuentos e historias sobre los patios de Córdoba . Olé, me apunto. Y perdona que lo cuente Paco, quizá antes de tiempo, pero ya sabes lo que me gusta dar una buena noticia.

Leo en el Cancionero de Baena , que tanto me gusta recibir, lo que dice un empresario de la tierra: "Hoy el que no va en lágrimas, va en suspiros".

¡Ah! Y enhorabuena de verdad a Gahete, ni más ni menos que presidente de los escritores andaluces y brillante poeta, sin género de dudas, un orgullo para Córdoba y los cordobeses, así que me adhiero al homenaje del otro día.