--¿Qué le llevó a recuperar estas recetas de su libro?

--Es difícil precisar, ya que han sido muchos estímulos. Quizás, tomar conciencia del papel que nuestra generación tiene en la transmisión de la cultura gastronómica vinculada al aceite de oliva. Nosotros aún recordamos estas recetas o podemos tener la suerte, como es mi caso, de conservar un recetario familiar que data de finales del siglo XIX.

--A través de un recetario tradicional recupera platos que hoy están muy vigentes en muchos pueblos andaluces. ¿Por qué es diferente este libro a otros de cocina?

--Este libro recoge comidas de toda la vida con el denominador común del aceite de oliva virgen extra como ingrediente imprescindible. El origen de estas recetas ha sido la tradición. Algunas se siguen haciendo, son muy populares; otras me las han facilitado personas de Baena a las que he ido preguntando por platos que recordaba pero que en casa ya no se hacen. Como fuente excepcional, he contado con los recetarios de mi abuela. Se trata de unos cuadernos manuscritos por ella en los que no solo hay recetas de cocina sino también de remedios domésticos para la limpieza, la salud, cosmética, etc. y que comenzó a escribir siendo muy jovencita en el año 1885, "el verano del cólera", escribe ella al principio del primero.

--¿A través de la gastronomía se puede conocer un pueblo?

--Por supuesto, y mucho más tratándose de la gastronomía basada en el cultivo del aceite de oliva, que se remonta a muchos milenios atrás. Podemos sentir su rastro en la literatura, en el arte, en la historia, en los avances científicos y tecnológicos. Y, cómo no, en eso que llamamos la cultura popular, la cultura entendida como el sedimento que deja cada generación con su quehacer diario, con sus creencias religiosas, con sus características climatológicas y geográficas, con su creatividad para hacer de la necesidad una virtud.

--¿Se puede entender hoy la cocina cordobesa y andaluza sin el aceite de oliva?

--Claramente no. ¿Podemos imaginar un salmorejo elaborado con otra cosa que no sea un buen aceite de oliva? Y lo mismo con frituras, aliños, salsas, guisos y repostería.

--¿Qué piensa cuando se sustituye el aceite de oliva por el de girasol en muchos hogares?

--Pues que es un error porque no compensa. Habría que preguntarse cuántas cucharadas de aceite se utilizan en una casa por persona y día: ¿cuatro? ¿cinco? Y trasladado a euros, ¿cuánto más gastamos si compramos oliva virgen extra en lugar de girasol? Si tenemos en cuenta el rotundo aval de la comunidad científica a la dieta mediterránea, con el aceite de oliva como elemento fundamental, no parece que merezca la pena. Además, por si fuera poco, la comida está mucho más rica. En cualquier caso, seguro que encontramos algún producto prescindible para compensar económicamente nuestra cesta de la compra y saber a ciencia cierta que apostamos por la salud y el placer en nuestra casa.

--¿Qué no haría nunca con el aceite de oliva?

--Deshacerme del ya usado tirándolo por el fregadero.