Estudió canto y piano, periodismo y dirección cinematográfica. Escribió y dirigió 'Sin Retorno'. Ahora, publica su tercera novela, 'Lo que tengo que contarte'

--Las autoridades islandesas derogaron el pasado 22 de abril una ley que desde 1615 permitía matar vascos. ¿No le parece sorprendente?

--Me parece que el acto de reconciliación y el acto de pedir perdón es muy bonito, del que deberíamos tomar nota, porque yo creo que heredar de los antepasados este tipo de conflictos y sentirlos como una vergüenza sobre nosotros no es algo de los islandeses sino que está en todas las culturas. Entonces, sería bonito que por fin seamos capaces también de pedir perdón.

--Este es el contexto en el que se desarrolla 'Lo que tengo que contarte'. ¿Cómo llegó a usted esta historia?

--Hace muchos años, leyendo una novela sobre aparejos de pesca y el mar, una novela de vascos, leí un pequeño párrafo que hablaba de un grupo de vascos que había hecho un pacto de silencio regresando a casa. Y a partir de ahí comencé a investigar las razones de ese pacto de silencio.

--En el siglo XVII se produjo la mayor masacre, cuando los islandeses acabaron con 32 balleneros vascos. ¿Por una cuestión de supervivencia?

--En el fondo, estas masacres colectivas se desatan siempre por temas mucho más prosaicos. Yo creo que fueron más envidias, celos, intereses, y la excusa de cara a la población islandesa fue la supervivencia.

--La derogación de esta ley y la publicación de su libro coinciden en el tiempo. ¿Puro azar?

--Sí. Absolutamente. De hecho, la editorial no sabía nada hasta un mes antes. Ha sido totalmente una alineación de los astros que ha ayudado mucho a que la novela tenga más eco en los medios de comunicación.

--En esta tripulación que usted narra, viaja una mujer vestida de hombre a quien asignan tareas de grumete, Amaia.

--Es una mujer que ha tenido que dejar de ser mujer, se ha travestido como hombre en un intento de recuperar su dignidad. Las mujeres en 1615 no tienen dignidad, dependen de sus maridos o de sus familiares hombres y, bueno, ella lucha contra el destino que le ha tocado y para labrarse un destino propio tiene que dejar de ser mujer.

--Con el personaje de Amaia quiso contraponer el papel de la mujer en los siglos XVII y XXI. ¿Se percibe el cambio?

--Sí. La mujer en el siglo XVII es una mujer que no tiene dignidad y la mujer en el siglo XXI es una mujer que tiene una oportunidad histórica para construirse, y creo que es muy importante mirar atrás para entender bien de dónde venimos y ver qué tipo de mujer queremos construir.

--¿Amaia es la primera heroína del mar o tiene precedentes?

--Que yo conozca, no tiene precedentes. Del mar no se me ocurre otra.

--¿Se hace necesario todavía contar la historia desde el punto de vista femenino?

--Sí, creo que hoy más que nunca es hora de que nos demos cuenta de que la historia la han contado siempre los hombres, que los personajes de ficción, incluso en las novelas históricas, han sido siempre hombres. Las mujeres han sido meras comparsas. Y creo que revisar la historia a partir de una mujer, a través de sus ojos, va a enriquecer mucho más nuestra comprensión de la humanidad.