Hombre claro, si hay Juego de tronos, que Córdoba lo sabe estos días más que nadie; si hay Juego de truenos, que lo hay, porque no hay más que asomarse a la política; si hay también Juego de trenes, que no hay mejor milagro que el del AVE que desde Madrid te deja en Córdoba en un pispás, ¿por qué no vamos a titular Juego de trinos? Trinos como los versos de los poetas, que si se cuentan los poetas que hay en Córdoba, y buenos, por metro cuadrado, nos llevamos en esto también el podio.

Aunque para podio, ya saben, donde se suben los que ganan en los Juegos Olímpicos --por cierto, gracias Córdoba por el buen recibimiento que ha hecho a los suyos--, para podio, digo, el de Paloma Gómez Borrero, que ha merecido, ni más ni menos, que el premio Toda una vida de la Academia de la Televisión, a la que pertenezco, y de los primeros, por su trabajo constante y bien hecho en la radio, en los periódicos, en las novelas, en la televisión.

Gloria bendita para Paloma, que tanto la quieren y me consta en Cordoba la llana y la serrana, porque me consta. ¡Nos hemos encontrado tantas veces en esa estación que huele a aceite de oliva, del bueno, y donde a veces también hay pajaros sueltos, escapados de la jaula de cristal del cielo!

Y muchas más historias. De acuerdo, y enhorabuena, por la idea, formidable, fascinante, de La Córdoba de los Grandes, que crea nuevas rutas, nuevas conferencias, nuevos caminos, nuevas ideas, y que ha puesto en marcha el director de la Real Academia, a la que pertenezco, inmerecidamente, José Cosano, al que desde aquí le envío mi abrazo, además de agradecimiento, porque como casi cordobés que soy, estoy dispuesto, ya, a dinamizar la noble institución cordobesa. Y además, me consta que la iniciativa cuenta con la ayuda del Real Círculo de la Amistad, que es uno de los monumentos a la fraternidad de Andalucía. Que conste en acta.

Y una pena, porque veo ahora mismo, leo, que un hijo de Mia Farrow, parapléjico, de los muchos que tenía, recogidos, ha muerto en un accidente de tráfico. ¡Qué pena Mia! Escribí sus memorias para Hola en su momento y por ello tuve la suerte y la alegría de estar con ella en las dos fronteras de Estados Unidos, en Nueva York y en Los Ángeles, y por ello tuvimos que volar juntos cinco horas en aquel avión de costa a costa. Cuánto lo siento Mia Farrow, que fue además esposa de Sinatra, esposa de Woody Allen, del que no me habló precisamente bien, porque todos los divinos tienen su lado humano, a ratos demasiado humano… En fin, la cara y cruz de la moneda siempre.

Que me dicen,que esa niña que se llama Terremoto canta como nadie y que causa sensación por donde pasa. Como Pepe Navarro, mi viejo amigo, que a veces parece que quiere ir a la tele, donde hace mucha falta, pero que solo sale por el tema de sus problemas íntimos. ¡Qué mala suerte la nuestra! Aunque algo me dice que está pactando su regreso... Por mí, mañana mismo.

Me llama Toñi Moreno, que es como hermanita mía, y me habla de nuevo de su personaje de estos días, de Lola Flores, a la que está estudiando a fondo. Y me cuenta de ella alguna cosa, que no sé si estoy autorizado a contar, así que punto en boca, que en boca cerrada, ya saben, no entran moscas. Pero entran moscones.

La Pantoja, lista. Quiero decir, que a punto, la ropa, las canciones, el nuevo disco, la cintura, en fin, que está al caer la noticia de su regreso. Yo creo que ha esperado mucho. Noviembre es un buen mes. Isabel Pantoja. Y mejor con el corazón libre y en paz, que ya ves lo de Angelina Jolie, un diablo precioso, a la que sigo desde que empezó, y Brad, que están removiendo su pasado. ¡Ay, ese ventilador de nuestros días! Hay algunos pájaros grandes que más que trinar truenan, y que solo viven como las pobres gaviotas, de la basura...

Menos mal que Intercaza quiere echar la casa y la caza por la ventana. Este año me cuentan que van a por todas. Acabo de ver un dibujo de los buenos tiempos, de dos perros, de nuestro ahora silencioso Mariano Aguayo, que es una joya, porque el mundo es una cacería y a veces sales a calle de cazador y resulta que, al final, lo que eres es pieza.

Y una verdad suprema, nuestra, la salvación de esta España mía, España nuestra, que diría Cecilia, está en la tierra. Eso a lo que no le damos mucha importancia, pero que tanto vale. Un día, Rafael el de las largas melenas me dijo que la salvación estaba en el ladrillo. Vale. Pero más aún está de donde venimos. ¡La tierra! Y se lo dice a ustedes lo que de verdad soy, según decía el otro día La Vanguardia: «un campesino ilustrado». A ver si es cierto.