<b>-Marilyn Monroe decía: «Me gusta Nueva York porque se me escapa». ¿Te ocurre igual?

-</b>Sí. Nueva York es una ciudad con tal energía que te supera. No eres capaz de abarcarla. Está por encima de nosotros.

<b>-No sabías en qué gastar el dinero del Premio Fernando Lara y optaste por pagarte un otoño en Nueva York.</b>

-Tenía varias opciones. No sé. Pagar la entrada de un piso, a lo mejor. Podía también comprarme un coche de lujo. Podía ampliar mi vestuario. Pero la verdad es que a ciertas edades este tipo de cosas ya no importan nada. A mí me importaba mucho tener la vivencia de Nueva York, que la tenía pendiente, y... me permití el lujo.

<b>-Aunque el título suena a Frank Sinatra, las vacaciones te han servido para amar el jazz.</b>

-Sí. El jazz era un tipo de música que oía en Madrid en los años 60. Me parecía demasiado intelectualizada, era casi psicoanalítica, era una especie de inmersión en el yo profundo. Y llegué a detestarla. Pero en Nueva York, me dije a mí mismo, la música es el jazz, tengo que intentar comprenderla. Y creo que la comprendí, yendo sobre todo a Harlem, al jazz negro. Ahora es una música que me gusta.

<b>-Con algo más de 20 años comenzaste a viajar para no aburrirte. Se ve que el estado de jubilado tampoco es capaz de sentarte en un sillón.

</b>-A mí los años no me han cambiado. Yo trato de parecerme al niño que quise ser.

-«<b>Para mí la aventura es una manera de vivir». Pero también huyes del peligro.</b>

-Sí, porque yo no concibo la aventura como la inmersión en el peligro. Para mí, la aventura tiene una definición muy precisa: la aventura es asomarte a lo que no conoces. Como hay muchas cosas que no conozco, la practico constantemente.

<b>-En China no sentiste ninguna pasión. ¿Qué encontraste en Nueva York?

</b>-Bueno, Nueva York es una ciudad que conjuga una enorme energía con una noble capacidad de gentileza y de buena educación. Es una ciudad en la que a veces te sientes en el siglo XXII y otras en el siglo XIX.

<b>-Tuviste tiempo para pasear, para escribir este libro en forma de diario y concluir tu última novela, ‘El tiempo de los héroes’. ¿Tan largos son los días por allí?

</b>-No. Pero tú sí los haces largos. Si yo fui solamente a escribir y a pasear y a conocer Nueva York, a la fuerza el día era largo. Yo hice los días largos.

<b>-Siempre paseando por la Quinta Avenida pero no te tropezaste con Robert de Niro. ¿Desilusionado?</b>

-No. Me extrañó. Porque uno está acostumbrado a ver las películas y no imagino la Quinta Avenida sin Robert de Niro, sin Al Pacino, sin Andy García... Y por eso paseé bastante por la Quinta Avenida y no lo encontré nunca. Me extrañó (ríe).

<b>-Dos Passos, Whitman, John Ford, Woody Allen, Lorca. ¿Quién la describió mejor?

</b>-Quizás, como descripción, Dos Passos. También hay otro escritor poco conocido en España. Se llama O’Henry, que también la describió. Pero es que a su manera cada uno aportó una visión sobre todo poética. Lorca ha hecho la cumbre de la poesía sobre Nueva York. Él y Walt Whitman.

<b>-España es el país que más te sorprende y menos entiendes. ¿No te inspira eso lo suficiente para escribir?

</b>-No. A mí España no me llega. Novelas, sí. Casi todas transcurren en España. Pero lo que es libro de viajes, no. Porque es un país que no alcanzo a comprender. España me marea. Me fascina, por una parte, pero por otra me echa, porque hay muchas personas que no me gustan. No creo que escriba nunca sobre ella.