Pese al inestable tiempo reinante desde principios de marzo, y que ayer también amenazaba chubascos, unos 2.000 asistentes acudieron a Las Ermitas para la celebración de Nuestra Señora de Belén y participar en una cita ya consolidada del calendario festivo cordobés, las anuales Habas de las Ermitas, con un peculiar espíritu popular, familiar e incluso espiritual y hasta deportivo, como los cientos de participantes que se tomaron como reto llegar andando por la Cuesta del Reventón. «A pesar de como estaba el día, nos ha sorprendido la gente que ha venido», decía Juan Manuel Fernández, presidente de la Asociación de Amigos de Las Ermitas, un año más radiante con la respuesta popular, por no hablar de los nuevos 20 socios que se hicieron ayer (ya hay unos 2.300) o la implicación del grupo de juventud, sobre todo los 32 voluntarios que prepararon el sábado la cita y los 50 que ayer trabajaron ayer.

Pero más allá del encuentro festivo (una auténtica y singular romería civil), los Amigos de las Ermitas tenían mucho más que celebrar ayer, como el 90 aniversario de la gigantesca estatua del Sagrado Corazón (obra de Lorenzo Coullaut), los 35 años de la creación de la asociación o lo mucho que se ha hecho desde que en 1986 comenzaran a restaurar parte de la capilla y el tejado de la ermita de la Magdalena. Desde aquella época, ya se han recuperado 12 de las 13 edificaciones ruinosas de este entorno, todo ello gracias a la aportación de los socios, buscando generosos apoyos de patrocinadores o con citas como las propias Habas de las Ermitas. Una labor que, todo hay que decirlo, ya comenzó a recuperar un patrimonio natural, histórico, cultural y espiritual de Córdoba por iniciativa ciudadana muchos años antes de que se defendieran a través de normas y planes estos valores de La Sierra. Y eso solo con habas contadas, nunca mejor dicho.