El colectivo Lgtbiq, compuesto por gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, intersexuales y queer (si no saben lo que significa alguno de estos conceptos, no dude en consultarlo), fue ayer protagonista de una original gala cargada de color y espectáculo, abierta a todo el público, en la la Escuela de Arte Dramático, comprometida en la lucha contra los prejuicios ligados a la orientación sexual.

Aunque la amenaza de lluvia que se cernía sobre Córdoba puso en peligro en algún momento que saliera adelante la fiesta, finalmente, el patio de la ESAD se transformó durante unas horas en improvisado cabaret de la mano de un transformista de categoría, de nombre artístico Imperio Reina. A la sazón, alumno de la escuela.

Imperio Reina, natural de Montilla, fue la encargada de conducir el acto, donde desplegó su mejor verborrea, humor y seducción para animar el cotarro. Todo ello, después de un largo proceso de maquillaje y vestuario que transformó a José Manuel Reina en una auténtica diva. José Manuel, Bernabé Navarro y Juan Antonio Ruiz, alumnos del centro y cabezas pensantes del proyecto Lgtbi de la escuela, hicieron uso de todo su arte para romper cualquier estereotipo y pasarlo en grande en una fiesta que, para los alumnos de cuarto, que acaban este año sus estudios, tenía un toque de despedida. Mientras Pedro Sánchez anunciaba el nombre del nuevo ministro de Cultura, Maxim Huertas, en la ESAD tenía lugar una escena teatral sobre la homofobia en el ámbito laboral basada en un corto de Eduardo Casanova titulado Implicación. Esa escena dio paso a un monólogo del personaje de Agrado en la película Todo sobre mi madre para terminar con La oda a Walt Whitman de Lorca, recitada por uno de los profesores. Antes de acabar, los asistentes seleccionaron al mejor drag queen de la noche.

Pero la fiesta de ayer no fue más que el colofón a todo un año de trabajo por la inclusión y la tolerancia.

Olivia Martín es profesora de Danza y de Proyecto de Inclusión Social de la Escuela de Arte Dramático, una asignatura en la que se trabajan fórmulas para adaptar el teatro y la danza a todo tipo de público. Además, es una de las artífices de la gala. «Todo empezó con la creación de un grupo Lgtbiq en el seno de la escuela a propuesta de un grupo de alumnos». Según Martín, «la diversidad sexual es una característica que define a este centro y, puesto que trabajamos en clase por la inclusión, decidimos incorporar también esta cuestión».

Cada semana, se han ido sumando más personas interesadas en hablar, informarse y escuchar sobre todo lo que implica la diversidad sexual. «Empezamos con diez o doce y ha habido sesiones de hasta cincuenta», asegura Olivia Martín. «Aquí no se han dado incidentes homófobos, pero fuera de la escuela algunos sí los han vivido y los han contado», explica. Los interesados han tenido además la oportunidad de analizar a diferentes personajes históricos gays, lesbianas... «porque ha habido muchos a lo largo de todas las épocas», señala, «también hemos contado con colectivos como Arco Iris, que han ofrecido charlas a los estudiantes, ha venido gente del ambiente de Córdoba a contar cómo ha sido la evolución desde los años ochenta, se ha dado información sobre qué hacer ante un caso de discriminación...». Según algunos estudiantes, este grupo se consolidará próximamente en una asociación Lgtbiq de la escuela. Pues que no decaiga. Al fin y al cabo, el teatro siempre fue una de las mejores herramientas para abrir las mentes cerradas.