El profesor y escritor cordobés Fernando Alberca presentará hoy en la Escuela de Magisterio Sagrado Corazón, a las 20.00 horas, su nuevo libro, Aprender a interpretar a un niño, de la editorial Toromítico. Se trata del libro número 17 de su amplia bibliografía, centrada en la mejora de la educación y de la felicidad de los niños. Esta nueva obra trata de mostrar a padres y educadores una herramienta analítica de gran valor, para que a través de los dibujos, gestos, sueños, escritos, gustos y juegos puedan saber lo que piensan y sienten los niños.

-¿Cómo se estructura el libro?

-He dedicado muchos años a esta publicación. Estoy convencido de que es muy importante conocer bien a un hijo o a un alumno a través de sus dibujos. El libro se centra de forma especial en el análisis de cinco dibujos básicos. En primer lugar, el árbol, que siempre es un autorretrato, en el que el menor se refleja a sí mismo. Está luego también la casa, que simboliza al niño con los demás. En tercer lugar, la familia, que es cómo se configuran las relaciones afectivas en su casa y con su familia; el paisaje, que indica qué opina el pequeño dibujante acerca del padre y de la madre, y por último, el dibujo libre, donde manifiesta principalmente sus preocupaciones en el presente. Por otro lado, en el libro también efectúo un análisis del dibujo libre que incluye arquetipos universales que son comunes a todo tipo de razas y edades; un apartado sobre la lateralidad, por qué importa si el niño es diestro o zurdo o si tiene lateralidad cruzada y otro epígrafe sobre cómo interpretar los gustos, los sueños y los juegos.

-¿Qué pretensión tiene esta obra?

-Que un padre, una madre o un educador pueda conocer lo que un niño le quiere decir cuando dibuja y juega. Cuando un niño dibuja y juega cuenta lo que quiere que se sepa, para así buscar ayuda, afecto o compañía, porque a lo mejor no sabe, no le apetece o no puede decirlo con palabras por algún problema o enfermedad. El libro parte de una anécdota de una mujer colombiana que me envió dibujos de su hijo para ver qué opinaba sobre los mismos. Y quedó sorprendida al comprobar que, a pesar de la distancia, y con el simple análisis por mi parte de cinco dibujos de su hijo, yo había podido saber tanto sobre él y que era una pena que ella no se hubiera dado cuenta de esas cosas, que además coincidían con la realidad.

-¿El lenguaje de los dibujos es por tanto más universal porque es igual aunque se hable una lengua u otra?

-Sí. En este libro se interpretan más de 700 elementos para, por ejemplo, saber si un niño está sufriendo, si es feliz, si quiere que su padre pase más tiempo con él. Por eso, este conocimiento debe ser de utilidad popular. Según muchos estudios la comunicación no verbal cada vez es más importante y tiene más valor que la verbal.

-Y si a un niño no le gusta dibujar, ¿eso qué significa?

-A todos nos gusta expresarnos. Si a un menor no le gusta dibujar es porque cree que lo vamos a enjuiciar por su resultado. Sin embargo, cuando un niño dibuja siempre se expresa y todo el mundo debe ser escuchado.

-¿Cada vez los niños dibujan menos en sus casas o en los colegios?

-Sí, porque cada vez juegan menos. Lo interesante no es tanto el dibujo de repetición como que desarrollen su creatividad y no relegar la pintura a días concretos. Las tareas escolares y extraescolares reducen el tiempo que le queda al niño para jugar y debería jugar más. El juego, sobre todo el colectivo, aporta mucha riqueza a los niños porque aprenden a expresar emociones, como la alegría o el temor.

-¿Es muy necesario saber interpretar también los dibujos que efectúan las personas con diversidad funcional?

-Sí, porque a través de los mismos pueden comunicar mucho acerca de su estado. Debería ser obligatorio entender los dibujos. En Magisterio existe una asignatura sobre observación sistemática en el aula y los alumnos disfrutan y aprenden mucho en ella.