Jean Paul Tamba dejó en el año 2006 su tierra africana, Senegal, y llegó a Tenerife en un cayuco tras cruzar el océano durante ocho días. Tras seis años en España, apuesta con su libro, titulado El Dorado , por contar esta experiencia vital y los motivos que le impulsaron a dejar su país, donde tiene su familia. "Tengo hijos pero no me gustaría que vinieran, es una cultura diferente, están estudiando, están bien rodeados, tienen sus derechos y están haciendo sus deberes, aquí el niño tiene derechos pero no tiene deberes", afirma desde Palma del Río.

Jean Paul Tamba confiesa que el objetivo de su viaje es "ser la voz de los que no la tienen" y defiende que "Africa sufrió la esclavitud, la colonización y la balcanización, el retraso que tiene el continente africano es culpa de Europa y América". Tamba se lamenta: "El africano ha servido al desarrollo de Europa y América gratuitamente, hemos participado en la construcción del mundo y ahora ¿por qué nos piden un visado para entrar en Europa, no somos todos iguales?". Tamba argumenta que en Africa hay trabajo pero mal remunerado y que "todos aspiramos a un mundo mejor, la juventud africana está buscando El Dorado y esto es un hecho histórico, la emigración, que me he planteado conocer y contar". El autor senegalés, en respuesta al porqué de esta emigración, indica que "hay culpa en los dirigentes africanos, pero nos venden proyectos falsos, como la paz con industria armamentística". Se apasiona al decir que su continente es muy rico pero que tiene que transformar todas sus riquezas resaltando que "los africanos son gente trabajadora, inteligente y quieren conservar su cultura para no perderse en la historia".

Bajo todos estos planteamientos, Jean Paul Tamba ha publicado con la editorial Círculo Rojo una segunda edición de su obra El Dorado y afirma que su trabajo es sensibilizar sobre la salida de africanos de su tierra precisando que "es un movimiento natural, lo que no es natural es el visado, porque es falta de confianza", añadiendo que "no puedo decirle a un persona que se quede en Africa, pero el cayuco no está hecho para atravesar el oceano". A Jean Paul Tamba, cruzar el océano en su particular viaje a El Dorado le costó 800.000 CFA. Partió bajo la luz de la luna de entre los manglares y, tras unas primeras horas de travesía en buen ánimo, llegaron a alta mar. Entonces, Tamba relata que "muchos enloquecían por completo y se arrepentían de haberse embarcado".

Cuenta que la solidaridad y la amistad le han conducido hasta Palma del Río, donde ya es conocido entre muchos niños a los que habla de la cultura africana y les enseña a tocar el djembe . Afirma que "he venido por esto, para contar mi historia y no necesito mucho para vivir". En este planteamiento, destina el 50 por ciento de la venta de su libro a la lucha contra el cáncer, y lo hace a través de la asociación palmeña.