Esta celebración se viene potenciando durante la última década, siendo uno de los momentos más esperados por los vecinos en verano

El patrón de Montoro, San Bartolomé, símbolo del bien, volvió a vencer ayer a La Diablilla, sinónimo del mal, en una escenificación que comenzó al mediodía del sábado con la tradicional suelta de este ser diabólico.

Los niños de Montoro vivieron durante toda la jornada con el miedo en el cuerpo, aunque al mismo tiempo fue un día mágico que significaba mucho para ellos. Según dicta la leyenda, los vecinos que llevaran colgada en el cuello la medalla de San Bartolomé estaban amparados y no podían ser capturados por La Diablilla, una tradición que se pierde en la noche de los tiempos y que mantiene en vilo a multitud de pequeños de esta localidad.

Este ser diabólico partió del balcón del Ayuntamiento tras lanzarse en tirolina para repartir chucherías a los niños buenos que llevaran colgada la medalla del patrón y tirar de los pelos a los que se han portado mal o no han recibido la bendición del sacerdote este año. Concretamente, antes de la escapada por las calles de Montoro, el párroco de la iglesia de San Bartolomé, Antonio Jesús Morales, bendijo a los presentes en la plaza de España para cubrirlos del espanto de la maldad.

El próximo párroco, que vivía por primera vez esta experiencia en la localidad, comentaba que "es digno de ver la fe y la participación jovial de esta celebración, que tanto la hermandad como el Ayuntamiento están realzando con sumo trabajo". Tanto los padres como las madres pidieron por sus hijos y los niños solicitaron la custodia del patrón de Montoro, que tiene bajo sus pies a La Diablilla, ya que el Señor le dio poder para expulsar demonios y dominar el mal con el bien. Los niños malos fueron capturados y reprendidos por La Diablilla.

San Bartolomé, representado por Fernando Pérez, venció ayer al mal a las 12 del mediodía pisándole el cuello a La Diablilla, que está encarnada por Antonio Baltanás, quien, acompañado por varios colaboradores municipales, repartió cientos de regalos entre los niños buenos. El momento de pisar el cuello al diablo se recoge en una escultura hecha en piedra molinaza en la parte superior izquierda de la parroquia de San Bartolomé, en la plaza de España.

Aparte de esta escenificación, que se desenvuelve entre el riego por aspersión de todos los niños y mayores en el centro del pueblo, los asistentes también pudieron disfrutar a primera hora de la mañana de la degustación de churros con chocolate del popular Pepe Zanahoria, que traslada su quiosco desde el Plano de la Feria para que los más pequeños repongan fuerzas. Asimismo, este año ha sido a beneficio de Pedro Jesús Muñoz Cazorla, para que pueda adquirir una silla de ruedas.

Por último, anoche tuvo lugar también el traslado en una concurrida procesión del patrón, que ha presidido durante los últimos días el altar mayor de la parroquia de la que es titular.