¿Está la creatividad artística amenazada por una ola de corrección política? Diversos creadores opinan al respecto tras la polémica generada por unos chistes sobre gitanos del cómico Rober Bodegas. El debate social sobre el impacto de la autocensura en la creación artística se enciende periódicamente cuando surgen casos como el de este humorista. Así ocurrió el pasado febrero a raíz de la retirada de la feria de arte contemporáneo Arco de la obra Presos políticos en la España contemporánea, de Santiago Sierra. O tras la condena del rapero mallorquín Valtonyc, en mayo pasado, a 3 años y medio de prisión por enaltecimiento del terrorismo, injurias a la Corona y amenazas, por lo que no son pocos los creadores que opinan que el miedo a ofender les lleva a la autocensura.

Como el cómico catalán Albert Boira, un habitual de Central de cómicos del canal Comedy Central, quien desde hace «unos cuatro o cinco años», asegura, se siente «coartado» y «obligado a la autocensura», por lo que temas como el independentismo catalán no aparecen en su repertorio tras haber recibido «amenazas». «Deberíamos empezar a digerir comedia en vez de juzgarla, estamos perdiendo el sentido del humor», lamenta el humorista, quien no obstante considera que «cuanto más difícil es el tema que tocamos, más bueno debe ser el chiste, más hábil la broma; hay que equilibrar la carga de humor con la acidez. Los temas escabrosos no son intocables, pero exigen más agudeza e inteligencia».

Boira, que se considera un cómico «muy agresivo» y hace diez años planteó en un monólogo el canibalismo para acabar con el hambre en el mundo, ha visto recientemente cómo se le interrumpía durante una actuación «por hacer un chiste a una chica colombiana» o cómo se le exigió que diese un «Viva España» por ser catalán en otra. En su calidad de escritor y no de director del Instituto Cervantes, Luis García Montero cree que «la corrección política en documentos oficiales y gubernamentales está muy bien, pero en la creación da muy mal resultado». Según el poeta, la libertad de expresión es fundamental para la creación y no se puede ordenar la creatividad por decreto. No obstante, señala que vivimos en un momento «en el que la gente dice lo que piensa pero no piensa lo que dice» y recuerda unas palabras de Antonio Machado respecto a que la verdadera libertad era poder pensar lo que se dice.

García Montero confía en la responsabilidad de cada creador a la hora de poner límites, pero ha agregado que es una barbaridad amordazar el espíritu de creación. Por su parte, el escritor César Antonio Molina apela al «respeto a los derechos humanos, a las razas, los credos y el pensamiento» en todas las vertientes artísticas, asegurando que no se trata de una cuestión de censura, sino de «moverse siempre en el respeto a las leyes y a los derechos».

El humorista, actor y músico Edu Soto considera que todo lo que se exhibe actualmente está «encorsetado» por unas «leyes no escritas que afectan a la creatividad» y pide «un poquito de manga ancha, porque, cuando te subes a un escenario, estás hablando de una manera superlativa para reírte de eso». «Por desgracia, creo que hay que ir con mucha prudencia. Hay bromas de Martes y Trece que hoy serían impensables en TVE. Quizá hemos dado un paso atrás», lamenta. También la música ha estado bajo el punto de mira en varias ocasiones, por lo que el rapero Mc Nega opina que «el rap siempre se ha caracterizado por ir a la yugular».