No es por copiar, que ya saben el refrán, que el que la copia se escama, sino porque es la frase de moda, para iniciar, cualquier curso, cualquier concurso, y sobre todo discurso. Lo políticamente correcto, vamos, y además, por ese orden. Lo primero, las damas; lo segundo, inmediatamente después, los caballeros. Y seguidamente, las cosas que se deben y se pueden, y se quieren decir. Por ejemplo, para empezar este domingo de abril, la feria cada vez más cerca. El nombre del pintor, del gran pintor Cantabrana, que tiene exposición abierta. Ya era hora. Yo recuerdo, de aquellos tiempos en los que pintaba, siempre tan bellamente, en aquel cortijo de Montoro, en una como ermita elegante, y donde le conocí, y le admiré. La prueba, es bien cierta, la tengo en mi pared más querida, donde yo a veces leo, entre, por ejemplo, un toro que me pintó Botero, el gran colombiano, y un cuadro con un caballo y un caballero encima, ni más ni menos, que de la Duquesa de Alba, siempre de enorme actualidad. Les digo más, el cuadro del maestro Cantabrana es una rosa en un vaso. No se mustia nunca. Y está sobre la cabeza de mi esposa cuando a mi lado se sienta. Mi esposa, que se llama Rosa, y que además acaba de cumplir ochenta años. Más aún, hasta lo hemos celebrado.

Y todavía más. Se celebran los años y los días, de un personaje que aunque fuera, o es, de Málaga, es como si fuera nuestro: Antonio Molina, que hizo en Córdoba aquel Cristo de los Faroles, una joya en blanco y negro cordobeses, y me lo comunica mi confidente del alma, Pepe Toscano, que siempre está atento a las cosas de Córdoba. Gracias don José, mi viejo amigo de toda la vida. Es como lo que me acabo de enterar, de ese libro que en silencio prepara nuestra doña Mercedes Valverde, la directora de los museos cordobeses, y que siempre tiene para mí el titulo de cordobesa, pero con resplandores.

Como lo tiene doña Josefina Molina, y más aún si le escribe su retrato mi doña Rosa del alma, a la que tanto quiero, la académica que de vez en cuando me da la alegría de escribir, y yo que la leo con tanto gusto. Es como dar la buena nuevísima, que ya todo el mundo lo sabe. Atención, atención, a que descubrió California, más que un país, un planeta entero, un gran hombre de Palma del Río, ciudad hermosa, con un olor siempre al azahar de la naranja, que por si fuera poco, prepara el museo de los dos grandes maestros de la moda cordobeses y universales, Victorio y Lucchino, que uno de ellos, además, es como saben de Palma del Río. En fin, hermosa noticia, que Córdoba, es la moda misma, a ver si no, Palomo (Spain), que dice, envuelto en sus tules y sus sudes:

-No solo no me voy de donde estoy, sino que lo que más me gusta en el mundo es lo que soy.

Un sabio, un genio, y natural de Posadas, según él mismo jura y perjura. Tierra de modas, y de buenos modelos, que ahora mismo cordobesas y cordobeses, es Córdoba la que manda. Así que enhorabuena a Palma del Río y los de Palma, que están en la actualidad mas hermosa. Muchas y buenas noticias de la Fundación Castillejo, que no para de ofrecer sucesos buenos, música, literatura, conferencias, y que me recuerdan tanto, tantas cosas. Ah!, que no debo dejarlo en el tintero. Doña Sofía, que no me gusta llamarla emérita, que estuvo unas horas hermosas en Córdoba, en un tiempo de sentimiento y pensamiento al mismo tiempo. Vale, majestad -y yo no digo nunca, pero nunca, nunca, majestad en balde- que me alegra mucho el que acudiera a una ciudad que sé que le gusta y que además, tiene cerca, en La Zarzuela, en su casa, un buen recuerdo, mejor imposible, el retrato bordado a punto de cruz, que le hizo en su día la esposa de Rafael Carrillo, y que le entregó ahí en su propia casa de la Judería, donde el Parador. Y tengo dicho también que a la Reina le gusta mucho ese plato de berenjenas, tan griego y tan cordobés, que le hacen en El Churrasco, que espero que haya acudido también a la cita.

Y debo decir además que lo de El Juli, aunque no sea exactamente de nuestro mapa, es como si lo fuera, espero que vaya a torear a la nuestra. Y si no, hay que buscarlo. Buscarlo y encontrarlo, y que haga el paseíllo en nuestra plaza. Que ya saben que mayo está a una semana tan solo. Aunque no tengo que recordárselo a ustedes. Ya esta ahí, justo a la vuelta de la esquina.

Y que se me ha ido, a mí también, el gran Pedro Erquicia, mi maestro, y en su tiempo mi compañero, al que hay que agradecerle, además de otras cosas, que fuera la persona que presentó al príncipe Felipe una periodista bonita y lista, que se llamaba Letizia, asturiana por más señas, y hoy Reina de España. Gracias, Pedro…