Córdoba ya está en camino. Ayer, la hermandad del Rocío de Córdoba se echó a la calle para, un año más, llegar hasta las plantas de la Blanca Paloma. A las cinco de la tarde dio comienzo en la iglesia de San Pablo la misa de romeros, acto previo para ponerse en camino. La eucaristía estuvo presidida por Tomás Pajuelo, capellán de camino de la corporación. Mientras, en las puertas del templo, cientos de personas esperaban la salida del Simpecado de Córdoba, cuya carreta, adornada con distintas variedades de flores en color rojo, esperaba la entronización del Simpecado blanco y oro de la hermandad cordobesa.

Los cohetes, los aplausos y los vivas a la Virgen del Rocío anunciaban que el Simpecado iba ya camino del compás de San Pablo. Minutos después, y a los gritos de «viva la Virgen del Rocío», «viva el pastorcito divino» y «viva la hermandad de Córdoba», quedaba entronizado en la carreta de plata de la hermandad. Una carreta que este año estrenaba las columnas traseras, que han sido realizadas por el taller sevillano de los Hermanos Fernández según diseño del cordobés Rafael de Rueda, así como el mástil del Simpecado y la restauración de la pequeña Virgen de la Fuensanta que va en la delantera de la carreta.

De este modo, el Simpecado comenzó su caminar por las calles de la ciudad en dirección a la Catedral cordobesa, delante los caballistas, romeros y charrés que llenaron de colorido calles como Capitulares, Diario de Córdoba o Cardenal González, de cuyos balcones cayeron alguna petalada a los gritos de «viva la Virgen del Rocío».

Tras el paso de la hermandad por el primer templo de la diócesis, el cortejo se dirigió por las calles de la Judería hacia el Campo de la Verdad, donde esperaba la comitiva rociera que durante nueve días peregrinará a la aldea almonteña.

La comitiva está formada por 12 carriolas, 200 peregrinos, 11 coches de caballos y más de una decena de caballistas dispuestos a disfrutar de uno de los caminos más largos y duros de todas las hermandades filiales que cada año acuden a la popular romería del Rocío.

Tras el paso por la ciudad, los rocieros cordobeses se dirigieron hacia el polígono Amargacena y la finca El Cañuelo, donde hicieron la primera de las distintas paradas que harán a lo largo de estos nueve días de camino hasta llegar a las plantas de la Blanca Paloma.

Una vez en la aldea, la hermandad de Córdoba hará su presentación a la Virgen del Rocío junto con todas las filiales, para entonces quedarán solo horas para que la Blanca Paloma salga de su ermita y vuelva a recorrer las calles de la aldea, donde los peregrinos cordobeses se volverán a encontrar frente a frente con la Reina de las Marismas.