Rafael Martínez Ruiz fue el protagonista ayer de una noticia muy positiva que se produjo en el hospital de día de Reumatología del Reina Sofía. A sus 103 años a este vecino de la Fuensanta le realizaron en esta unidad un lavado articular en la rodilla derecha para que sienta menos dolor, pueda tener más calidad de vida para dar sus paseos diarios o estar tomándose un medio de vino con amigos en el bar La Campera y para poner sus piernas a punto de cara a un próximo viaje a Portugal que sus vecinos María Martín y Vicente Pérez quieren que haga con ellos. María y Martín es un matrimonio que acompaña habitualmente a Rafael a sus revisiones y consultas en el hospital, ya que los dos consideran a su vecino como un miembro más de su familia.

Rafael Martínez se convirtió ayer en el paciente de más edad que se ha beneficiado de un lavado articular en el Reina Sofía, una técnica que, como explicó el reumatólogo de este hospital Miguel Ángel Caracuel, «se usa para reducir el dolor en pacientes con artrosis de rodilla. Consiste en la introducción intraarticular de suero fisiológico frío, con una determinada presión y ritmo, a través de un sistema de entrada y salida de la articulación, lo que permite la eliminación de los detritus intraarticulares que perpetúan la degradación del cartílago y su inflamación. Esta patología la sufre el 10% de la población española y no solo personas mayores, sino de un amplio abanico de edades, pero lo cierto es que en pacientes de 90 o más años no es muy habitual que se practique el lavado articular».

A Rafael solo le administraron un anestésico local y tras realizarle el lavado articular permaneció tumbado en reposo poco menos de una hora, al igual que otros dos pacientes, de bastante menos edad que él, que también se sometieron a esta técnica ayer en el hospital de día de Reumatología. «Desde que se implantó este procedimiento en el Reina Sofía en 1998 lo realizamos de media a unos 3 pacientes diarios. Con esta técnica no desaparece la artrosis, porque esta enfermedad no tiene cura, pero sí reducimos los síntomas», expuso el doctor Caracuel. El de ayer fue el cuarto lavado articular que le han hecho en el Reina Sofía a Rafael en los últimos años y pronto, si la situación lo requiere, se le hará en la rodilla izquierda.

SU HISTORIA / Rafael nació en 1914 en Jerez, de padre cordobés y madre jerezana. Primero sus padres se instalaron en Écija y luego en Santaella. «La Guerra Civil la pasé en Palma de Mallorca donde estuve haciendo el servicio militar, en el regimiento de Artillería. Me casé en Santaella, con mi primera mujer, Catalina Clavellina. Tuvimos 5 hijos. Tras una etapa en Valencia emigramos a Francia, con la mala fortuna que en un viaje que hicimos desde Francia a Santaella, a la altura de Valencia, tuvimos un accidente de tráfico, en el que murió mi esposa y cuatro de mis hijos. Solo sobrevivimos mi hija Ana y yo», recordó con tristeza Rafael.

«Con el tiempo me volví a casar en Francia. Mi segunda esposa, Ana Claro, falleció hace dos años. Con ella me trasladé a Córdoba. La echo mucho de menos, pero no estoy solo. Tengo a mi hija Ana, que me ha dado una nieta y dos bisnietos, a mucha familia en Córdoba, en Santaella, a mis vecinos, amigos. De lo único que estoy peor es de la vista y las piernas, pero solo necesito tomar una pastilla para la tensión y poco más. Mi hija Ana ha estado casi toda su vida viviendo en República Dominicana, aunque ha vuelto a España y se ha instalado hace unos meses en Málaga y quiere que me vaya a vivir con ella, pero me gusta Córdoba, mi barrio, mi calle dedicada al escritor Antonio Gala. Ya me parece que con mi edad prefiero no cambiar», apuntó.

Con todo lo que ha pasado Rafael en su vida lo que menos le quita el sueño es haberse hecho ayer un lavado articular de rodilla. «Estando trabajando en Francia de albañil me caí desde una altura de 8 metros. Tuve que estar más de dos meses estirado en una plancha y desde entonces se me acumula líquido en la rodilla», contó a este diario con una lucidez increible.

Sus vecinos María y Vicente quieren convencer a Rafael para que se vaya con ellos a finales de mes a un a viaje a Portugal. «Vamos al viaje un grupo de amigos y todos quieren que venga Rafael porque él echa bien con jóvenes y mayores», indicó este matrimonio. María y Vicente tienen claro que la receta para que su vecino esté tan bien de salud, a sus 103 años, es que camina a diario, come sano y es amigo de sus amigos.