-¿Tenía la convicción de que se ganaría la vida como actor?

-La ilusión estaba, pero yo ante todo quería aprender, y lo que viniera estaría bien. Sabía que era difícil, pero no me imaginaba que tanto; he tenido golpes de suerte y mucha constancia. Llevo más de diez años trabajando de actor, pero también he tenido que compaginarlo con otro tipo de trabajos que no tienen nada que ver con la actuación. A día de hoy, y tal y como se presenta el panorama nacional, sigo trabajando duro porque en esta profesión, hoy estás en una serie y mañana no sabes dónde.

-¿Qué fue lo más complicado en los inicios?

-Lo más difícil es separarte de toda tu familia, de tu gente y lanzarte a un abismo que no sabes si valdrá la pena. Este es un mundo de luces y sombras, hay que saber donde está la luz y atravesar las sombras con esa luz que has descubierto. Enfrentarte solo a todo no es fácil para nadie. Ahora todas esas vivencias no las cambio por nada.

-Ha pasado por varias series de éxito, ¿el futuro de un actor está hoy en la televisión?

-Hace unos años la televisión era un segundo plato, no digo nada de la publicidad. El cine era el principal objetivo, pero hoy en día el objetivo es trabajar, y se puede comprobar que los grandes actores están haciendo televisión e, incluso, publicidad. Y ya no hablo sólo del panorama nacional, donde prácticamente no hay cine. Gracias a la televisión podemos seguir trabajando. A nivel internacional hay grandes series llenas de actores consagrados, porque eso de la pequeña pantalla ya no existe; en TV se están haciendo unos productos casi cinematográficos. A nivel nacional, creo que Gran Hotel es una muestra de ello.

-Cuando le dijeron que iba a trabajar en 'Gran Hotel' con actores como Concha Velasco, Adriana Ozores o Manuel de Blas, ¿qué pensó?

-Pues me temblaron las piernas, lo que se dice vulgarmente "me acojoné", y bastante. Estar a la altura de estos grandes era un reto mayor del que me había imaginado. Mi personaje al principio no tenía mucho peso, pero les gustó mucho la pareja que conseguimos crear mi compañero Pep Antón Muñoz y yo. Y poco a poco el detective Ayala y Hernando se convirtieron en dos personajes imprescindibles.

-¿Qué le ha impresionado más de estos actores?

-Pues que son unos grandes profesionales y unas grandes personas. No es por regalar elogios, pero el equipo tanto artístico como técnico de esta serie son estupendos. Cuando me dieron el personaje de Hernando pensé que todo iba a depender del actor que hiciera de Ayala, y así ha sido. Sin mi compañero y amigo Pep Antón nada hubiera sido igual. La complicidad, la química y la amistad que hemos conseguido es un fiel reflejo del buen equipo que hacemos en la pantalla. Y bueno, conocer a Concha Velasco y que nos cuente sus anécdotas no tiene precio.

-¿Tiene algún proyecto en mente además de 'Gran Hotel'?

-Nada. La situación que tenemos en la profesión es tan deprimente que prefiero no pensarlo.

-¿El cine se ve lejos?

-El cine se ve imposible, sobre todo porque no hay industria y cada día menos. Es una pena que una seña de identidad para una cultura tan importante como el cine, y que da trabajo a tanta gente, se esté perdiendo. Detrás de una serie o una película hay un equipo enorme de personas que viven de ello. Es cultura y es trabajo. Una película no es solo una estrella que despliega sus encantos y hace promoción; detrás hay mucha más gente, y es nuestra cultura, un referente de nuestro momento, un legado que dejaremos o no, una identidad, un recuerdo de nosotros mismos.