Vecino de Almodóvar, profesor, escritor, orador, activista político, analista social, ateneísta. Hay muchas palabras para definir a Antonio Manuel Rodríguez. Una lista a la que el próximo 7 de septiembre habrá que añadir una más. La de pregonero, más concretamente, pregonero de la Velá.<b>

-Es usted una cajita de sorpresas. Cuéntenos, ¿qué pensó cuando le propusieron pregonar la fiesta y qué vinculación tiene con el barrio de la Fuensanta?</b>

-Cuando me lo pidió la alcaldesa contesté que sí de inmediato. Me hace mucha ilusión este reconocimiento popular en un barrio como La Fuensanta, que casualmente fue mi barrio los años que viví en Córdoba.

-¿Qué encontró en ese barrio?

-Para mí, la Fuensanta es una especie de pueblo dentro de Córdoba. Yo soy de Almodóvar del Río, me considero un hombre de pueblo como lo fueron, salvando las distancias, Lorca, Hernández o Juan Ramón (risas). Si tuviera que elegir un barrio de Córdoba, me quedaría con la Fuensanta que tiene una personalidad fuerte y la esencia de un pueblo. Me refiero a ese humanismo, a las virtudes de solidaridad, de confianza en el otro que yo he vivido en los pueblos.

-¿Qué sentido cree que tienen hoy en día fiestas populares como La Velá?

-La fiesta en general es necesaria en cualquier comunidad humana. Sin espacios de ocio donde compartir, nuestra vida perdería mucho. El cordobés y el andaluz en general siempre ha sabido encontrar el equilibrio entre el trabajo y los momentos para compartir la felicidad con el otro. Estas fiestas hacen también que se afiancen los vínculos de solidaridad entre vecinos y son un reducto de la memoria. Para mí, éste puede ser uno de los reductos de la memoria más potentes de Córdoba como pueblo. Que un barrio tenga una fiesta como la Velá confirma que estamos en un lugar con identidad propia. La Fuensanta, por encima de todas las cosas, es pueblo. Por eso es un barrio muy reivindicativo, con los pies en el suelo, que reclama realidad. La Fuensanta es vida misma, eso es lo que yo sentí allí.

-El consejo de distrito no va a respaldar la Velá porque denuncia falta de recursos. ¿Eso le resta motivación?

-Al contrario, eso confirma lo que digo, que es un barrio con mucho carácter que al reivindicar su memoria busca la complicidad de las instituciones públicas y si no la tiene, se planta.

-En fiestas como ésta surge a veces el conflicto entre la cuestión religiosa y la popular. ¿Qué postura hay que adoptar en una sociedad cada vez más laica?

-La laicidad no es la negación del hecho religioso sino el respeto. Lo que pasa es que a veces se confunde la religiosidad popular con la liturgia o componentes más vinculados a la jerarquía religiosa. En La Velá, esa dualidad se ve clara, por eso cuando se rompe el equilibrio, las cosas empiezan a fallar. El pueblo es sabio y cuando llega el momento va a la iglesia, la visita, o no. No se debe forzar nada. Lo importante es el respeto al hecho religioso, al creyente y al no creyente.

<b>-¿Qué perfil tendrá su pregón, reivindicativo, festivo, histórico?</b>

-Será de agradecimiento y de enorme respeto, aún no sé qué diré más allá de defender el barrio como reducto de la memoria. Si la Fuensanta es memoria y la memoria son sus vecinos, lo que hay que reivindicar es la importancia de los vecinos, que no pierdan su vinculación con la plaza, con el entorno. Los seres no somos más que memoria y los pueblos también.

-En el actual contexto de preocupación por la seguridad, ¿qué función tiene el barrio?

-La defensa de la diversidad es algo cotidiano en los barrios, en los pueblos, la palabra Córdoba encierra un paradigma de paz. Hay que resaltar esa cotidianeidad para vencer los discursos radicales de quienes provocan el terror y quienes aprovechan para negar al diferente. Nuestra cotidianeidad en los barrios siempre ha sido la del respeto al diferente y así debe seguir.