--¿Cómo se ve a España desde Asia, si es que se ve?

--Claro que se ve. España ofrece una imagen muy interesante en países como China o Japón desde un punto de vista cultural, lingüístico e incluso en el ámbito de la moda con marcas como Zara o Mango, el gastronómico con productos como el aceite de oliva o el jamón que resultan muy atractivos, o la arquitectura, especialmente a través de figuras como Gaudí.

--Eso por no hablar del flamenco. ¿Por qué cree que gusta tanto en Japón?

--El baile flamenco es algo que se les da muy bien a los japoneses, en parte, porque hay bailes budistas y otras danzas orientales que tienen relación, que se parecen. De ahí que haya tantas escuelas y se estudie tan a fondo.

--¿Es Asia un continente aún por conquistar?

--Desde un punto de vista comercial, sí. Nuestra presencia ha crecido en los últimos años, pero aún no es suficiente. Las empresas españolas y andaluzas tienen que apostar por estrechar sus relaciones en mercados como China, Japón, Corea, India, Indonesia y aumentar las exportaciones, para lo que es necesario hacer un esfuerzo de promoción importante. Tenemos que superar el deconocimiento que existe, fruto de la lejanía geográfica.

--¿Qué tiene China que sigue creciendo mientras el resto del mundo se hunde?

--El secreto de su florecimiento está en su organización, la disciplina social y empresarial, la cohesión, el sentido de las prioridades y el refuerzo al mérito y al trabajo que se da en todos los ámbitos de la sociedad china, pero sobre todo en el de la educación y la Universidad.

--Usted ha desarrollado una intensa carrera como diplomático. ¿Ha tenido que morderse mucho la lengua?

--Más que morderte la lengua, hay que saber ser discreto y leal. Discreto en las gestiones y leal con el gobierno que te nombra y con los intereses de España.

--A veces da la sensación de que la diplomacia pierde popularidad. ¿Habría que recuperarla como una virtud?

--Yo creo que la diplomacia siempre es últil. Es compatible con la defensa de nuestros intereses y con las buenas maneras.

--Ahora que ha vuelto a España, ¿echa de menos vivir en el lejano Oriente?

--En cada etapa de la vida y más en esta profesión, es muy importante saber pasar página y adaptarse a cada situación. Mi profesión me ha permitido viajar y comprobar que cuando uno se abre a otra cultura aprende a amar mejor la propia.