Ocho décadas y cuatro generaciones han pasado por este negocio, que mantiene la esencia en sus productos y la simpatía en la atención

Los turrones han vuelto por Navidad a La Flor de Levante de Las Tendillas y Ronda de los Tejares después de nueve años, justo cuando el negocio se convierte en octogenario. Cuenta Pepe Espí, tercera generación de un frondoso árbol geneaológico ligado a este establecimiento, que fue su abuelo Antonio, intrépido comerciante, quien se instaló por primera vez en Córdoba para vender aquí los turrones de su tierra, Jijona. La idea de incorporar el helado vendría después. "Mi abuelo paterno era turronero y el materno heladero en Jijona, así que se pensó en traer los helados para ampliar el negocio en temporada estival, idea que continuaría mi padre, Eliseo", relata Pepe. En el verano de 1935, después de un año de venta ambulante, abrió al público la primera Flor de Levante en Las Tendillas. Luego vendrían las demás. Ronda de los Tejares, la fábrica de helados de Reyes Católicos, y el resto de establecimientos, hasta cinco. Con los años, la tecnología ha evolucionado, la receta no. El público es muy fiel a los sabores "el turrón, la trufa y las barras de crocanti", asegura Pepe, "llevan décadas siendo los productos estrella". La idea de recuperar la tradición turronera ha sido de sus hijos Vicente, Aitana, Mario y Eliseo, a los que hacía ilusión rendir homenaje a los que con tanto esfuerzo y dedicación han luchado para que la Flor de Levante siga siendo un referente en la ciudad. "Lo hacemos con motivo del 80 aniversario, por los abuelos Eliseo y Lola y por Maite y Pepe", explica Aitana, que ha crecido envuelta en el aroma a almendras y a miel y que recuerda haber oído a su abuela contar las personalidades que pasaban por ahí cuando el Palacio del Cine y el Teatro Góngora estaban en auge y cómo la enorme demanda de turrón de algunos años obligó una vez a su madre a vender los turrones reservados para casa. "Aquel año nos tuvimos que conformar con una tableta", recuerda entre risas. Y es que el producto que ellos venden no es otro que el auténtico turrón de Jijona, fabricado ex profeso, "con las proporciones de miel, almendra y azúcar de la receta de antaño para su venta exclusiva en Córdoba", explica Pepe, mientras señala una de las tabletas de turrón blando, "como éste no se puede encontrar en ningún otro sitio, hemos ido a Jijona a fabricar lo que está a la venta para esta campaña y si todo va bien, para el 22 estará todo vendido".

El paso de los años no parece haber hecho mella en la marca gracias al esmero con el que se fabrican sus productos y la exquisita atención al cliente. "El secreto del éxito está en ofrecer una relación calidad-precio justa y en atender al público con simpatía, dejando los problemas en casa", aseguran Pepe y Maite, que se incorpora a mitad de la entrevista. Sus cuatro hijos han tenido buena escuela. Antes de terminar, Pepe confiesa su bocado predilecto. "En Nochebuena, no perdono mi trocito de turrón a la piedra y un coñac".