Los maestros Juan Expósito y José Villalba tratan de que los menores ingresados no pierdan clases debido a susenfermedades

Lleva 25 años educando y brindando cariño a los menores ingresados en el hospital Reina Sofía. El maestro Juan Expósito Cívico se incorporó al complejo hospitalario cordobés en el curso 1988/89 cuando se firmó por primera vez un convenio entre las Consejerías de Salud y de Educación de la Junta de Andalucía para implantar las aulas hospitalarias en la región. "Estas aulas comenzaron a funcionar primero en diez hospitales andaluces, entre ellos el Reina Sofía. Con posterioridad, en Córdoba este servicio se extendió a los hospitales de Cabra y Pozoblanco", señala Juan Expósito. El cole está a punto de comenzar en las escuelas tradicionales y también lo hará mañana oficialmente en el Reina Sofía. El programa docente que desarrolla Juan Expósito junto a sus compañeros José Mata Villalba y Francisca Garrido Pavón presta un servicio que contempla aspectos formativos, informativos y curriculares propiamente educativos y de asesoramiento y apoyos psicopedagógico y socioafectivo. Con la experiencia que tiene Juan podría haber optado hace tiempo a dar clase en un centro educativo público no hospitalario, pero no se lo ha planteado, porque "esto es un proyecto que partió de cero y al que hemos dedicado mucho amor. En el Reina Sofía me siento como en mi casa, valorado en lo que hago", expone. "El trabajo del profesor hospitalario, adecuadamente coordinado con el resto de las intervenciones sanitarias, constituye un importante impulso motivacional para lograr que los pequeños que pasan por nuestro cole recuperen la salud. Mientras estudian los menores desconectan de su enfermedad", destaca Expósito.

En los inicios no existía la ciberaula (ubicada en la segunda planta del Materno Infantil), que es donde algunos niños acuden para reforzar las materias y para actividades lúdicas. Las clases no se imparten solo en la ciberaula sino que estos dos maestros visitan a los niños en las plantas. "El papel de los padres es imprescindible, ya que no podemos abarcar todo lo que quisiéramos y ellos son el apoyo fundamental para que sus hijos aprendan lo que les enseñamos", añade Juan. Más de mil niños (principalmente afectados por procesos oncológicos, traumas u otras patologías graves que les obligan a ingresos prolongados) pasan cada año por el aula hospitalaria del Reina Sofía. "José y yo trabajamos como maestros del aula hospitalaria y Francisca realiza la labor de apoyo domiciliario", indica Juan. "Como maestros tenemos la ventaja de que vemos el fruto del trabajo diario. Que aprueben los exámenes nos proporciona una motivación extra. Nos alegra mucho que cuando los pequeños reciben el alta y luego vienen a revisión acuden a vernos porque nos tienen cariño. Se da incluso el caso de niños que estuvieron ingresados aquí hace años y luego han vuelto a necesitar de nuestra ayuda porque ahora son padres y sus hijos han estado hospitalizados", destaca este maestro.