El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, que presidió en la mañana de ayer la función principal del septenario a la Virgen de Los Dolores, con la plaza de Capuchinos ya convertida en un hervidero y con colas para visitar a la Virgen de los Dolores y a la de la Paz, reconoció que, en el sentir popular de los cordobeses, con esta jornada «se descorre el telón y se abre la Semana Santa» de Córdoba.

El obispo hizo esta consideración en una homilía, el acto central de la jornada, en la que reflexionó, frente a la Virgen de los Dolores, sobre el dolor y el sufrimiento tanto a nivel personal como en la sociedad. Así, el prelado recordó que la concepción cristiana del sufrimiento «no es una desgracia absoluta, sino también una oportunidad» para aprender, forjar el espíritu cristiano y acercarse a la enseñanza de un Jesucristo «al que su padre no ahorró sufrimientos». Al respecto, Demetrio Fernández defendió en la homilía del Viernes de Dolores de ayer aceptar el sufrimiento y pedir perdón por «las traiciones» de todo un año a los preceptos cristianos, en una sociedad en la que se reniega del dolor, de las creencias y de reconocerse cristiano. «Yo no soy cristiano, dicen algunos, que es lo que hoy se lleva. Yo no entro en la iglesia, presumen», dijo el obispo de Córdoba ironizando sobre la actitud hacia la religión de muchos en la sociedad actual.