La Semana Santa del 2016 pasará a la Historia del mundo cofrade y de la ciudad... suponiendo que la del 2017 no la eclipse.

Y es que ya fue único el gran ciclo cofrade de este año, teñido con un cierto carácter reivindicativo en un principio porque todas las cofradías, tras haberse paralizado en el 2015 el proyecto de la segunda puerta, habían acordado pasar por la MezquitaCatedral para reivindicar su vieja aspiración de centrar la Semana Santa cordobesa en torno al primer templo de la diócesis. Y así lo hicieron, al menos las hermandades a las que la lluvia les dejó y que condicionó los primeros días del ciclo cofrade por excelencia.

En todo caso, y ya desde el Domingo de Resurrección del 2016, a ningún cofrade se le ocultaban tres cuestiones evidentes. La primera, que si se quiere centrar la Semana Santa en la Catedral, ya es perfectamente posible. La segunda, que por muy conveniente que sea la apertura de un segundo gran acceso en el Muro Norte del primer templo cordobés, su existencia no es imprescindible. Y la tercera, que lo que no es viable es mantener un esfuerzo de excepcionalidad para que la carrera oficial permanezca en Claudio Marcelo y Las Tendillas, mientras que se creaba otra carrera oficiosa en el entorno de la Mezquita-Catedral.

Así, había que decidir una cuestión trascendental, quizá la más importante para las cofradías cordobesas en este siglo XXI: O se volvía a una carrera oficial tradicional y se renunciaba a la mudanza al entorno de la Mezquita-Catedral hasta que, valga la expresión, el piso estuviera totalmente amueblado, o se daba ya el salto para el 2017.

El debate estaba tan candente que ya en el Foro de Diario CÓRDOBA por su 75 Aniversario sobre las cofradías, días después de la Semana Santa 2016, el concejal coordinador con las hermandades, David Luque, hacía una única petición: que sea cual fuere la decisión de las cofradías sobre el traslado de la carrera oficial, ésta se tomara lo antes posible.

El ruego tenía mucho sentido, ya que reorganizar una nueva Semana Santa Cordobesa, con un impacto no solo cofrade sino también de indudable trascendencia para la imagen de la ciudad y para sectores como el turístico y hostelero, necesita tiempo para que al menos seis áreas y servicios municipales puedan planificar sus operativos y reajustar sus recursos materiales, económicos y de plantilla.

Así las cosas, el debate interno de las hermandades sobre la cuestión se prolongó durante el (al menos para el mundo cofrade) siempre disperso verano cordobés, para retomarse con toda celeridad en septiembre por parte de la Agrupación de Cofradías, todo ello hasta llegar al histórico 18 de octubre del 2016, cuando el Pleno de Hermandades de Penitencia acordó por mayoría que en el 2017 la carrera oficial estuviera en el entorno de la Mezquita Catedral.

Sin embargo, todo el trabajo estaba por hacer. Comenzaba una maratoniana época de reuniones de las cofradías por día de salida, que culminó a mediados de diciembre con un consenso con el 100% de las hermandades, no sin esfuerzos y grandes renuncias por buena parte de estas corporaciones para cuadrar horarios, fijar el orden de la carrera oficial y salvar decenas de obstáculos. Paralelamente, y tras la decisión de la Unesco de noviembre, la Junta desbloqueaba el proyecto de la segunda puerta, rechazaba las alegaciones de los herederos de Rafael de la Hoz y el día 22 de diciembre la Comisión Provincial de Patrimonio tomó conocimiento de la decisión, cerrando su labor de supervisión del proyecto. Al terminar el año quedaba por tramitar en la Gerencia de Urbanismo la licencia de obras.