El tiempo se convirtió en triste protagonista de la jornada del Viernes Santo, el día más grande del año para muchos cofrades de la localidad. Las predicciones meteorológicas se mostraron especialmente certeras en la recta final de una Semana de Pasión que, a falta de la hermandad del Resucitado, finalizó de la misma forma que empezó: con la mirada puesta en el cielo.

Con todo, las nubes sí dieron una tregua a la hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia, cuyo paso acogía esta madrugada la imagen de María Santísima de la Amargura.

Por su parte, la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores suspendió su estación de penitencia, aunque celebró un Vía Crucis claustral en el interior de San Agustín.

Unas horas más tarde, la hermandad del Sagrado Descendimiento regresaba a su capilla apenas unos minutos después de iniciada su estación de penitencia, mientras que la pontificia hermandad del Santo Entierro decidió acortar su itinerario para evitar la lluvia.