Si Dios quiere (nunca mejor dicho, porque en cuestiones cofrades siempre surgen imponderables), la de ayer fue la última vez que Nuestro Señor, todos sus apóstoles, una de las cofradías con más hermanos (1.041 en total) y el distrito con más población de la ciudad, el de Poniente, estarán solitos en Semana Santa. Y es que a nadie se le ocultaba ayer los anhelos de la hermandad de la Sagrada Cena de que en la Semana Santa del 2019 sean ellos los protagonistas del gran estreno: la incorporación al patrimonio cordobés del palio de María Santísima de la Esperanza del Valle. Lo dicho... Si Dios quiere y los plazos de los encargos se cumplen. En todo caso, no se le notó la impaciencia a la cofradía ayer. Incluso lució un doble estreno centrado en las ropas del Señor de la Fe (la túnica y el mantolín), en un paso con un friso exornado con flores en variedades blancas. Y con los nuevos itinerario, Fléming, ya vía cofrade consolidada, vibró con La Cena.