Una semana antes de que el Papa Francisco cierre en Roma el Año de la Misericordia, la diócesis de Córdoba clausuró ayer en la Catedral todo «un año de gracia» con una eucaristía presidida por el obispo de la diócesis, Demetrio Fernández.

El prelado, a lo largo de su homilía, dio gracias a Dios por todos los dones concedidos en este año jubilar de la Misericordia, recordando que «aunque clausuremos este Año Jubilar, el corazón de Dios sigue abierto a cada uno de sus hijos porque es eterna su Misericordia», asimismo aseguró que «todo lo que hagamos en las obras de misericordia permanece».

Con esta eucaristía se pone fin a un intenso año vivido en la diócesis de Córdoba en torno a la misericordia, donde los fieles han podido ganar indulgencias en aquellos templos elegidos para tal efecto. De este modo, la basílica de San Juan de Ávila en Montilla, el santuario de Araceli en Lucena o el de la Virgen de la Estrella en Villa del Río entre otros, han sido durante el año un auténtico centro de peregrinación. También las cofradías se han unido a esta celebración. Así, distintas hermandades de gloria como el Socorro o el Carmen de Puerta Nueva han llegado a la Catedral en sus procesiones. Sin olvidar la magna exposición que desde el día 23 de octubre se puede ver en la Catedral bajo el título de Eterna es su Misericordia, una muestra organizada por la cordobesa hermandad de la Vera Cruz y en la que se pueden ver titulares de hermandades de la Vera Cruz de toda la diócesis.