Para los aficionados al Carnaval, la mejor atmósfera se respira en el mes de Febrero, llueva, truene o haga una temperatura primaveral. Así lo demostró esta noche la chirigota Las marisoles en el Gran Teatro Falla. Con un tipo colorista, la agrupación tenía un forillo que cambiaba de mapas, así como otras imágenes ligadas a la letra, a medida que avanzaba en el repertorio.

Los maquilladores, entre los que se encontraba el propio autor David Amaya ‘Awito’, dieron los últimos retoques a estas mujeres del tiempo “ricachonas” en la puesta en escena. Desde la presentación, el compás del 3x4 gaditano estuvo muy presente en el ritmo de estas mujeres que “siempre que van al Telepizza, piden la cuatro estaciones”.

La tanda de pasodobles comenzó con un recuerdo al trabajo que desempeñaron los componentes de la agrupación para pisar esta noche el Templo de los Ladrillos Coloraos. La mayoría de los componentes de este grupo acudían al Falla por primera vez, de ahí que a pesar de “los nervios del principiante”, siempre “me muero por cantarte”.

Su segundo pasodoble mostró la crítica social hacia la problemática de la inmigración. La chirigota contó un diálogo entre un padre y su hijo que “no sabía por qué no viene mamá”, ya que “no puede separarme” de ella. Una letra sensible que fue rematada con un final en el que ambos cruzarían el Estrecho en patera.

El ecuador de la actuación llegó con una simpática tanda de cuplés. En el primero contaron su encuentro con Sergio Ramos. Su madre les advirtió de que tuvieran cuidado porque “a última hora siempre la mete”. En cambio, el segundo habló sobre las sesiones de preliminares, que este año han reducido el número de agrupaciones por función. También justificaron la ausencia de las ninfas porque “un periodista les había informado que se las había comido Paco Rosado”. Ambos fueron rematados con un buen estribillo en el que recordaron que llevaban tiempo “sin recibir un anticiclón por el Estrecho”.

La última parte de la actuación tuvo varios puntos de humor en su popurrí. Con esta copla cerraron una actuación en la que, sobre todo, nunca perdieron la sonrisa.