El deseo de ver resuelto un viejo problema que se viene arrastrando desde hace años, el arreglo de un tramo de la muy transitada carretera de la Fuente de las Piedras, no debe ser una «piedra» más en el camino para que esto se convierta ya en una realidad y tener que esperar a que algún día ocurra un accidente fatídico, del que todos tengamos que lamentarnos. La unanimidad mostrada en esta ocasión entre todos los grupos en la sesión plenaria debe de ir en esa dirección, al objeto de solventar una serie de deficiencias que tanto conductores como peatones padecemos ni más ni menos, no solo cuando llegan las grandes trombas de agua, sino cuando caen cuatro gotas. Las dificultades técnicas y las administrativas seguramente llegarán a buen puerto con la disposición de todas las partes, en aras de que los ciudadanos no se vean más en un riesgo innecesario para los tiempos que corren.