Las estampas blancas no sólo llegaron en enero con la abundancia de nieve en la festividad del Día de Reyes, pues los pasados días 2 y 4 de febrero, y la madrugada del lunes 5 de enero, dejaron en el santuario de María Santísima de la Sierra, a 1.223 metros de altitud, un buen manto con algunos centímetros de grosor tras la nevada que incluso se hizo notar no sólo en el mismo picacho de la Sierra. También en parajes como la Viñuela, la Nava e incluso el diseminado rural de Los Pelaos al mismo pie de la carretera A-339 Cabra-Alcalá la Real, poco antes de llegar al puerto del Mojón enclavado a 792 metros de altitud, vino nevar.

Una cuarta nevada la del 2018 que sigue descendiendo a cotas más bajas, tal y como vino marcando la Agencia Estatal de Meteorología, que no impidió sin embargo a pesar de la espesa e intensa niebla, poder acceder al santuario serrano sin dificultad, por la ausencia de placas de hielo, que llegaron a ser retiradas, las escasas que había presentes, por una máquina quitanieves del Servicio de Carreteras de la Diputación de Córdoba. En la propia sierra siguieron cayendo copos como también en los propios Pelaos, con el disfrute de las personas que allí se encontraban desayunando en sus ventas.

Si bien las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología no llegaron a confirmarse en el caso de que la nieve en esa primera semana de febrero se hiciese presente en el propio casco urbano, ya que preveía que bajaría la cota de nieve hasta los 500 metros de altitud, como ya llegó a ocurrir en la gran nevada que sobre la ciudad llegó el 28 de febrero del año 2013.

La estampa curiosa fue la del domingo 4 de febrero, donde la nieve llegó abundantemente al santuario, donde tenía lugar en la 106 edición de la Romería de la Candelaria organizada por su Real Archicofradía, lo que motivó que la procesión de la imagen del Divino Niño no tuviese lugar por los alrededores del templo tras la bendición de las candelas, por la presencia de placas de hielo en el suelo, sino por el patio claustral en compañía de fieles y devotos que hasta allí se desplazaron.

Una cita anual donde no faltaron el besamanos de la imagen del pequeño, con la ofrenda del aguinaldo y la rifa de todas las ofrendas de pichones, tortas, panes y roscas, entre otros.