La posibilidad de instalar ascensores en las fachadas de aquellos inmuebles en los que no sea posible hacerlo en su interior, facilitará a muchos egabrenses, no sólo mejorar su accesibilidad sino su propia calidad de vida, permitiendo en algunos casos pisar por vez primera la calle, tras muchos años sin hacerlo. Una sensibilidad en lo que las distintas administraciones vienen coincidiendo sin distinción alguna y que a veces, no se ve acompañada de la que debieran tener algunos ciudadanos que con sus equivocadas posiciones, más bien llenas de egoísmo y sin piedad alguna, se niegan a instalarlos, convirtiendo en auténticas prisiones algunas viviendas en las que vivien no sólo mayores e impedidos, sino también personas afectadas por enfermedades degenerativas.