El Ayuntamiento de Cabra ha ido concluyendo en estas últimas semanas una serie de trabajos de urgencia para tratar de poner fin a una serie de deficiencias y problemas en el Teatro El Jardinito, que se han ido acumulando desde que abriera sus puertas el 3 de mayo del 2008 y que han supuesto a las arcas municipales más de 100.000 euros.

Unos problemas que se han ido acrecentando con el paso de los años y que el alcalde Fernando Priego (PP) calificaba a La Crónica de Cabra de “incomprensibles” y por lo que demandaba que “alguien debía responder por eso” preguntándose al mismo tiempo porqué aquella obra de construcción se hizo de aquella forma y porqué se recepcionó en esas condiciones”.

Estas deficiencias que técnicamente se conocen como “vicios ocultos”, defectos que no son reconocibles en el examen de una obra en el momento de la entrega tras su finalización, que han obligado al ayuntamiento a renovar entre otra serie de elementos, las cubiertas de la terraza del Teatro donde se encuentra el cine de verano y que estaban provocando una serie de goteras en el interior del edificio o la acumulación de humedades en varias zonas y espacios de éste como la propia caja escénica, el patio de butacas y lo que en su día fue el casón histórico.

Algo que para el primer edil “cuesta trabajo entender en una obra que no lleva ni diez años al servicio de los ciudadanos, que tiene esos problemas y esos desperfectos y más cuando el ayuntamiento ganó el juicio ante la empresa constructora, ya desaparecida”, obligando al consistorio en reiteradas ocasiones a reclamar a la Diputación de Córdoba y a la Junta de Andalucía “que se nos pague los más de 400.000 euros que se nos deben todavía por la construcción del teatro, después de diez años”.

Todo un “maltrato” y un “espectáculo” este tipo de hechos según Priego, de cómo se gestionó, se hizo y se recepcionó ese espacio escénico.