Hay gestas en el mundo del deporte que por muchos años que pasen no las olvidan aquellos que las vivieron. Son hazañas que con el paso del tiempo las siguen recordando los amantes de ese deporte, pues son conscientes de que nunca volverán a ver nada igual.

El polideportivo de La Juventud, que lleva cerrado desde el mes de junio del 2001, fue el escenario de los 64 puntos que anotó Derrick Gervin el 23 de enero de 1988. Por tanto, mañana se cumplirán 30 años del récord anotador de un jugador de un club cordobés en la segunda categoría nacional de baloncesto. Aquella cascada de puntos la obtuvo el alero del Diario CÓRDOBA Cajasur en un partido que ganó el conjunto cordobés al Ferrys Lliria por 110--98.

Derrick Gervin era un alero de 2,03 nacido en Detroit (Estados Unidos) el 28 de marzo de 1963. Por tanto llegó a Córdoba con 24 años. El presidente de la entidad cordobesa, Andrés López, lo fichó tras verlo jugar dos partidos con un combinado denominado Larios All Star en Sevilla y Córdoba. En el poli de La Juventud le metió al Cajasur 53 puntos, con aquel equipo cuyo objetivo era que los clubs vieran jugadores para incorporarlos a sus equipos. La misma noche que jugó en Córdoba, Andrés López, ya fallecido, cerró el fichaje con su agente en el bar del pabellón.

Lo nunca visto

Gervin llegó a una ciudad ávida de baloncesto de primer nivel. En sus primeros años como jugador se le conoció más por su hermano, George Gervin, que por él mismo. El alero llamado Iceman ya era por entonces una leyenda en la NBA, pues había logrado en cuatro ocasiones el premio al máximo anotador y en 1980 el galardón de mejor jugador del All Star. Actualmente, George Gervin es considerado uno de los 50 mejores de la historia en la liga estadounidense y forma parte del Salón de la Fama de Springfield.

Aquel alero que vino a Córdoba se formó en el instituto Martin Luther King de su ciudad natal y en la universidad Texas San Antonio (UTSA) en la que compitió entre 1981 y 1985 con una media de 25,6 puntos. Sus números universitarios le servirían para que en 2006 incluso le retiraran su camiseta. Aquel reconocimiento todavía lo recuerda con cariño este exalero de 2,03.

Tras ser elegido en la cuarta ronda del draft de 1985 por los Sixers de Philadelphia, inició su trayectoria profesional en las ligas menores de Estados Unidos.

El sueño de Derrick Gervin era jugar en la NBA y Córdoba fue para él una excelente plataforma para promocionarse. A las órdenes del fallecido Abilio Antolín anotó 1.760 puntos en 38 partidos con una media de 46,3 por encuentro. Fueron unos números para no creérselos si no fuera porque los aficionados cordobeses pudieron verlo en directo en 19 ocasiones. Gervin inició la Primera B sumando 61 y 63 puntos en los dos primeros partidos, los días 5 y 12 de septiembre de 1987, respectivamente. Pronto llegó a los oídos de los demás equipos que en el conjunto de Córdoba había un anotador de gran nivel, lo que provocó que solo una vez más superara la barrera de los 60 puntos. Fue precisamente aquel 23 de enero, ante el Ferrys Lliria, en un partido que presenciaron y recordarán siempre 1.800 espectadores. Con aquella marca pudo saberse unos días más tarde que se quedó a un punto de igualar el récord anotador en una de las principales ligas españolas que tenía Walter Sczerbiak (Real Madrid) desde 1976, pues logró 65.

Mal final

Pese a los puntos de Gervin, la temporada acabó con un mal recuerdo, pues el Diario CÓRDOBA Cajasur bajó tras perder en su último partido ante el Guadalajara (80--81), con 46 puntos del jugador estadounidense.

Tras dejar Córdoba, en marzo de 1990 hizo realidad su sueño de llegar a la NBA al fichar por los Nets de New Jersey. En dos temporadas jugó 77 partidos con una media de 8,7 puntos y un tope de 34 en diciembre de 1990. Unos problemas de espalda le dejaron fuera de la mejor liga del mundo, aunque tuvo tiempo de compartir vestuario con el mítico base croata Drazen Petrovic. Tras continuar su carrera por medio mundo terminó retirándose en 2001 con los Detroit Wheels de la ABA, un equipo con el que ganó la liga con su hermano George como técnico y su sobrino Gee como compañero de equipo.

Hoy sigue ligado al baloncesto en San Antonio, pues preside el Gervin Wolverines, un club de base en el que enseña a los más pequeños los secretos del lanzamiento a canasta.

Mientras en Córdoba, con el primer equipo en la cuarta categoría nacional, los aficionados al baloncesto que vieron a Gervin lo siguen añorando como algo inolvidable.