El inframundo espera. Vetusta Morla parece haberle dedicado una de sus últimas canciones al máximo responsable del Córdoba, letra que habría escrito cualquier aficionado blanquiverde, incluso alguien del propio equipo: «Si necesitas esta guerra para estar en paz/podrás hacer de mí tu campo de batalla/Y un adversario en el espejo a quien culpar/de cada derrota». El Córdoba está muerto, ya se oyó el toque de difuntos en Lorca, y necesitará de una completa transfusión, que no parece que vaya a llegarle, si pretende resucitar. Porque más que muerto, al Córdoba se le está dejando morir de la peor manera. Es complicado exigir responsabilidad a los que están en el vestuario cuando éstos levantan la cabeza y ven las actitudes de los «responsables» del club. El entronizado presidente tuvo ayer un doble disgusto, ya que aquellos con los que saltaba en la grada en verano, los mismos, le cantaban que se marchara, él y quien lo entronizó. Qué melancolía da pensar en el verano, aquellas láminas, aquel campeonato veraniego y todo lo que se escuchó a propios y extraños. El fin de ciclo continúa dando pasos y este Córdoba podría terminar en la pradera, sin llegar al Hades, porque igual el cadáver no cumple con los mínimos requisitos. Ni eso le va a quedar. Ni eso le van a dejar. Y ese fin de ciclo, semana a semana, logra devaluar aún más al propio club, que hoy por hoy cotiza muy por debajo que hace un año, que hace tres.

Sólo hay que ver lo que se ve en el césped. Y si no se convence uno, levantar la mirada para ver lo que hay en la grada. El Córdoba tiene 12.000 abonados (según el propio club) y la asistencia de ayer estuvo algo por encima de los 7.000. Evidentemente, la responsabilidad no será de los «responsables», que buscan su coartada casi desde el primer día de su llegada. Ni el más mínimo esfuerzo. Ni tan siquiera con la oportunidad que concedió el destino. Un saco de excusas de mal pagador, figurada y realmente. Siempre buscando la guerra civil. Y sí, el Córdoba está muerto. Sólo espera su tránsito hasta el mundo que le pertenece.

Lo está peleando, desde luego. Poco se le puede reprochar al Córdoba de ayer. Merino cambió el sistema que, con lo poco que tiene, raya la temeridad. Dejó a Fernández y a Javi Galán como carrileros y dispuso de los tres únicos centrales que tiene: Joao Afonso, Josema y Álex Vallejo, que agarraba la titularidad después de haber jugado en el resto de temporada poco más de 20 minutos. Mantuvo a Edu Ramos con Sergio Aguza por delante y con Carlos Caballero como pareja en la medular, mientras que insistió con Sergi Guardiola y Jona como pareja de ataque.

Logró competir el Córdoba en los primeros 45 minutos, por lo que a alguno igual hasta se le saltaron las lágrimas de la emoción. Quizás el Osasuna no esperaba ese cambio -al igual que tampoco el Tenerife en las primeras jornadas de Liga-. Puede ser. Pero al menos se vio intención de elevar el nivel todo lo posible, con lo que los rojillos no se mostraron superiores a los blanquiverdes. Pudo desequilibrar el marcador Xisco en el minuto 17, pero se topó con Kieszek y, además, no hubiera sido muy justo. Los blanquiverdes mantenían el duelo equilibrado, pero fallaba estrepitosamente en los últimos metros. Sergi Guardiola siempre jugaba de dentro hacia fuera y Jona andaba por detrás de él. No convence la pareja por más que insista Merino: uno u otro. Terminó el primer acto con un remate desviado de cabeza a cargo de Fernández y un centro chut de Guardiola. Además, acabó con cierta tranquilidad al ver esa leve mejoría local, pero con la preocupación de que el Osasuna era capaz de aumentar el ritmo, que poseía plantel e ideas para ello, por lo que había que comprobar la respuesta de los blanquiverdes a ese envite.

No dio tiempo. No hubo opción. Nada más salir de vestuarios, un centro de Sebas Coris finalizó con un impecable cabezazo de Xisco, completamente solo, ante al que nada pudo hacer Kieszek. Lo más curioso y lo que más rabia producía es que en el acercamiento al área blanquiverde el balear sí que llevaba compañía. Los dos máximos responsables de la confección de la plantilla deberían guardarse el vídeo de esa jugada, desde el inicio, y repetírselo eternamente cada vez que tengan la tentación de volver a realizar algo en el fútbol. Seguro que se les pasará ese repentino deseo al momento.

Lo intentó el Córdoba, a pesar de que unos minutos después Quique pudo cerrar el encuentro definitivamente.

No se entendieron algunos de los cambios de Merino, aunque habría que suavizar el tono dada la situación del equipo y lo que puede llegar a dar de sí éste. Que no es mucho más de lo que se vio anoche. Eso sí, tampoco ayudó en exceso él tras quitar a Caballero, que pasaba por ser uno de los más entonados de los suyos y no estaba su equipo para prescindir de los detalles buenos que ofrecían el madrileño y Guardiola.

En cualquier caso, el Osasuna anduvo muy cómodo hasta el final del encuentro, por más que los locales probaban e intentaban, cada vez con menos fe. Los cambios terminaron por hacer regresar las dos líneas de cuatro con Vallejo y Ramos como centrales, Aguza y Markovic como mediocentros, Alfaro por banda izquierda... En fin, lo que hay y un poco menos por la desesperación de intentar ya hasta lo que no se ha probado en el entrenamiento.

El enfado de El Arcángel se hizo evidente, insistiendo en que los González se marchen después de ver a su equipo completamente muerto. Xisco hizo de Caronte y metió al Córdoba en la barca para trasladarlo al mundo que le pertenece. Pero igual al cadáver no le han dejado ni siquiera las dos monedas en los párpados.

Ficha técnica:

Córdoba: Kieszek, Álex Vallejo, Joao Afonso (Jaime Romero, min. 76), Josema (Alfaro, min. 84); Fernández, Edu Ramos, Sergio Aguza, Caballero (Markovic, min. 68), Javi Galán; Sergi Guardiola y Jona.

Osasuna: Sergio Herrera; Lillo, Aridane, Oier, Clerc; Sebas Coris (Mateo, min, 58), Fausto Tienza (Arzura, min 70), Lucas Torró, Roberto Torres (Unai García, min. 87); Quique y Xisco.

Gol: 0-1, min.49: Xisco.

Árbitro: Dámaso Arcediano Monescillo (colegio castellano-manchego). Amonestó a los locales Joao Afonso, Sergio Aguza, Javi Galán y Sergi Guardiola, y a los visitantes Lillo, Fausto Atienza y Roberto Torres.

Incidencias: Partido de la decimocuarta jornada de Segunda División disputado en El Arcángel ante 7.510 espectadores.