Debería haber un antes y un después al partido del sábado ante el Real Madrid. No solo por la imagen del Córdoba. No solo por los 20.000 entregados cordobesistas en la grada. No solo por el ejemplar comportamiento de todos los aficionados (de uno y otro equipo); capacidad organizativa tras aquel fallido estreno con los grandes en la visita del Barça copero, seguridad, evacuación de El Arenal... hasta ese sol que asomaba por tribuna. Todo perfecto. Todo tan bonito. Pero sería un error de todos caer en la autocomplacencia. Es tarea de todos dar continuidad a lo visto en mortal y blanquiverde: del club, afinar como hasta ahora con los refuerzos en las necesidades que se evidenciaron de nuevo en el banquillo ante los blancos. Del técnico, avanzar en las mejoras así como en mantener la misma intensidad en el grupo, clave en esta historia. A los 20.000 que repitan, que la próxima vez será más barato (medidas de apoyo ¡ya!). Y a nosotros... facilidades para contarlo.