Y más allá de toda la crispación que está rodeando al club en la última semana, despidos, pintadas, plantones, etc., el Córdoba se juega buena parte de sus opciones de permanencia en las dos próximas jornadas, cuando necesita ya ganar para, además de tomar algo de oxígeno en la tabla, evitar que un rival directo como el Alcorcón se le vaya ya a siete puntos. El triunfo puede sacar a los blanquiverdes de la zona roja; la derrota, dejarlo colista. Ante los alfareros será la primera final de las muchas que le quedan por disputar a los de Carrión. De hecho, después del conjunto madrileño, el Córdoba se las ve con el Nástic, un rival que en diciembre ya parecía condenado al descenso y que, desde la llegada de Merino, ha trepado en la tabla hasta volverse a meter en la pelea por la salvación.

Indefinición

Está la duda de qué Córdoba saldrá al terreno de juego. Carrión ya reconoció que ha hecho demasiados cambios antes de modificar el esquema con el que saltó en el Ciutat de Valencia. Esta semana se ha podido ver al técnico catalán ejercitándose con tres centrales, aunque también es cierto que Héctor Rodas ha tenido algunas molestias que le han impedido entrenarse a tope. Igualmente, Antoñito ha tenido un ritmo distinto al de sus compañeros. Por lo pronto, Pablo Vázquez se ha mantenido entrenando con el primer equipo. El central del filial no pudo jugar la pasada semana por acumulación de amonestaciones.

Carrión, desde luego, está falto de centrales. Bijimine sigue sin aparecer, Deivid no jugará hasta abril, pese a que ya va mejorando y ha entrado con el grupo, y Héctor Rodas se ha sometido esta semana a pruebas médicas. Además, para más inri, y aunque no cuenta especialmente para el entrenador, Luso cumple su segundo partido de sanción, lo que resta capacidad defensiva.