Definitivamente, el Córdoba no recurrió la segunda amarilla a Edu Ramos del pasado sábado en Valladolid, principalmente porque la amonestación, técnicamente hablando, se entiende como bien ejecutada por Ocón Arráiz, por lo que el malagueño se perderá el trascendental encuentro del próximo domingo ante el Alcorcón. En teoría, su relevo natural en la plantilla debería ser Álex Vallejo, pero se abren muchas dudas, tanto a nivel individual como por el momento que vive el equipo. Por un lado, el vitoriano ha disputado un solo minuto en Liga, mientras que en Copa fue uno de los motivos para que se concluyera que la segunda unidad de la plantilla distaba mucho de la primera. Por lo tanto, Carrión podría optar por tras posibilidades. Una de ellas es la de hacer actuar a Sergio Aguza como mediocentro defensivo, una característica que se ajusta más a sus cualidades y que produciría mayor comodidad en el catalán, que anda algo perdido en los planteamientos tácticos del técnico blanquiverde.

También podría tirar Carrión de Esteve. Uno de los motivos podría ser la idea que corre por El Arcángel, fijando sus miradas en los futbolistas -no hay nada más que ver las declaraciones del presidente- como responsables, con lo que se mandaría un mensaje de castigo, un arma de doble filo y altamente peligrosa. Todo esto, en caso de dibujar un 1-4-4-2, pero si Carrión regresara al plan inicial, el trabajado durante el verano del 1-4-1-4-1, la alternativa a Álex Vallejo no parece tan clara.

Para colmo, se da el caso de que Edu Ramos ha sido de los pocos jugadores del plantel que, al menos en algún encuentro, ha dado un nivel aceptable en comparación con la mayoría de sus compañeros, por lo que su ausencia, añadida a los graves problemas defensivos del equipo, se transforma en un jeroglífico. Un puesto a cubrir que debía ser relativamente fácil, se transforma en un relevo de alto riesgo.