Nada que ver con el primer día de venta libre de abonos. Ni por cantidad de personas, ni por tensión. Pese a la mucha expectación que se había levantado en torno al primer encuentro liguero del Córdoba de Primera, en un escenario inigualable como el Santiago Bernabéu, y las muchas críticas que se habían generado por el número de entradas con las que contaba el club blanquiverde para su afición. Nada.

Y la noche comenzaba bien. Poco después de las 7 de la tarde comenzó a llegar afición al coliseo ribereño. Y conforme avanzaba la tarde se seguían congregando aficionados. Pero al caer la noche, el goteo se detuvo hasta los albores del alba. Tampoco se desplegó el camping improvisado de aquel día de julio. Buena parte de la afición confiaba en hacerse con su localidad a través de los canales dispuestos por el Real Madrid y ahorrarse una noche a la intemperie. En las colas estaban los que no se querían perder el choque bajo ningún concepto o los que, simplemente, no estaban bien informados y pensaban que solo de esa forma podían adquirir las entradas. Y, de fondo, cánticos de protesta contra los que no estaban haciendo cola o alguno que otro que se presentó en el estadio con la camiseta del Real Madrid.

Poco antes de las 8.30 de la mañana, los miembros de seguridad del club comenzaron a repartir números -"en estricto orden de llegada"- por toda la cola. Mientras, un vendedor de lotería repartía más ilusión con el número 22614, la fecha del ascenso del Córdoba en el Gran Canaria.

Poco después comenzaban a deambular los primeros abonados mostrando orgullosos el resguardo de la entrada, que tendrán que ir a recogerla el jueves al estadio. El primero en salir fue un chaval que había pasado 14 horas en las taquillas de El Arcángel. "Mucha ilusión", acertó a decir el chico ante la cantidad de periodistas que se habían interesado por su historia.

Y el que se está levantando como embajador de Córdoba en el país del sol naciente es Mike Havenaar, que atrajo a medios japoneses ansiosos por saber más sobre la actualidad blanquiverde y, en concreto, la opinión de la hinchada cordobesista sobre el ariete de ascendencia holandesa.

Ya a pleno sol, la conversación generalizada versaba sobre los grandes viajes del cordobesismo, la ilusión que había levantado el primer encuentro liguero, cómo viajarían el resto de peñista o cómo conseguirían las entradas los que no estaban en la cola. ¿Las posibilidades del equipo en Madrid? Son las que son pero eso no era lo que le quitaba el sueño al cordobesismo en una noche de verano.