¿Qué le ha pasado al Córdoba? La pregunta se repite en la calle desde hace semanas, incluso meses. La caída paulatina del conjunto blanquiverde en la clasificación --en la que llegó a tener siete puntos sobre el séptimo--, la entrada y salida de jugadores del filial, los cambios de sistema realizados por Oltra para intentar evitar ese decaimiento y la horrorosa racha en casa --con seis derrotas y un empate en sus últimas siete comparecencias-- han provocado que actualmente vea los puestos de eliminatorias de ascenso a la máxima lejanía de toda la temporada: cuatro puntos. La mejoría en el juego vista en Oviedo no bastó para sumar ni tan siquiera un punto, por lo que el encuentro del próximo domingo ante el Girona se plantea como la última bola de partido para pelear al menos por una plaza en los 'play-off', ya que la propia plantilla hace ya semanas que señaló el ascenso directo, objetivo inicial del club, como logro "muy complicado" de alcanzar. Pero como en los mejores momentos de la primera vuelta y tras lo vivido a lo largo de estos últimos meses, Oltra tiene lo que tiene: aunque el domingo caiga de cara, el técnico blanquiverde sabe que no hay más cera que la que arde. Y como en el resto de la temporada, se la jugará con los mismos.

PORTERÍA Y DEFENSA

Corta, y no sólo en cantidad

El Córdoba acometió la temporada con la defensa más corta de la categoría. Ningún club en Segunda se había quedado con tan sólo cinco efectivos en la zona de contención salvo el blanquiverde que, además, doblaba sólo uno de los puestos con un jugador que no convenció al técnico, por lo que Stankevicius, inicialmente fichado como central (así fue presentado por Emilio Vega) ha tenido que actuar en esa demarcación durante toda la temporada. Era obligado aprenderse los nombres de los cuatro porque no había alternativa, pero era significativo --y así lo entendió luego el técnico-- que el defensa de más calidad de los cuatro, Deivid, es el que más errores de gol ha cometido, con 16. Algo más de tres meses de bajón que el mismo jugador reconoció y que suponían un fiel reflejo del nivel de la línea, por lo que Oltra tuvo que tirar primero de Rafa Gálvez y posteriormente de los chavales del filial, Bijimine y Abel Moreno. Vega confirmó recientemente que el club anduvo en invierno tras Fernández y tras Varela, pero ninguno llegó a la entidad, por lo que la defensa estaba condenada a jugar con los cuatro profesionales de los que disponía y esperar a que éstos recuperaran la forma. O no, porque era lo que había. Mientras, el Córdoba se ha convertido en el cuarto equipo más goleado de la categoría. Incluso en sus momentos más dulces, como por ejemplo en la jornada 15, el conjunto blanquiverde era el líder de la competición a pesar de que era el noveno más goleado de la categoría. Tampoco había salvación posible en la portería. Razak se ha mostrado como un correcto portero de la categoría, aunque no decisivo. El ghanés ha tenido partidos de luces, como en Girona u Osasuna, que supusieron puntos, con otros en los que sus actuaciones pudieron costarlos, como en Albacete o contra el Zaragoza en El Arcángel. Aparte de esas dudas y nervios que ha transmitido en ocasiones a sus compañeros, lo cierto es que Razak no ha resultado ser esta temporada un portero decisivo como puedan serlo Serantes, Pacheco, Nauzet o el próximo visitante de El Arcángel, Isaac Becerra. En cualquier caso, la decisión del club de tener una "plantilla corta‡" la sufrió, principalmente, la línea defensiva.

EFECTIVOS

De "corta" a sin recursos

Esa plantilla "corta" vivió la primera descompensación precisamente en esa línea. Tanta, que Oltra, viendo la caída del equipo no tuvo más remedio que tirar de chavales del filial. Es significativo que habiendo en el filial jugadores de ataque que destacaban y otros que gustaban directamente al técnico como Javi Galán, ninguno haya llegado a debutar en el primer equipo salvo Moha, apenas unos minutos y con poca trascendencia. El valenciano, respetando a los profesionales todo lo que pudo, se centró en la línea que le hacía aguas y no dudó en utilizar a Abel Moreno o a Bijimine incluso estando disponibles Héctor Rodas o Domingo Cisma. Porque por mucho que el técnico blanquiverde haya intentado desviar el foco, lo cierto es que se ha quedado sin recursos ya en enero. Hasta el día de hoy, el Córdoba acumula 40 ausencias por lesión y otras 20 por sanción, con lo que Oltra ha tenido disponibles a 19 jugadores de media durante toda la temporada. Pero la cifra se reduce aún más. López Silva ha jugado 87 minutos en los últimos 31 partidos, de los que en siete no fue ni convocado. Pineda ha estado en el terreno de juego 93 minutos en los últimos 22 partidos, en los que en cinco no fue ni convocado. De Tomás, 346 minutos en los últimos 22 partidos, el equivalente a menos de cuatro encuentros. Gálvez ha jugado 16 minutos en los últimos 14 encuentros. Nando ha jugado 120 minutos en los últimos 10 encuentros. Y hay que recordar que en cada convocatoria debe ir un portero suplente. Por lo tanto, el Córdoba ha jugado el 90% de la Liga con 13 o 14 jugadores efectivos de los que se ha pretendido que estén en pico de forma a lo largo de casi 10 meses. Y eso, prácticamente, sólo está al alcance de un Florin Andone que también vivió su momento de bajón allá por diciembre-enero. Sobre todo teniendo en cuenta que en esos 13-14 jugadores hay casi la mitad, seis, que sobrepasan la treintena. Por ello y más allá de la situación clasificatoria actual, hay que recalcar el enorme mérito, esfuerzo y compromiso de esta plantilla a la que poco más se le puede pedir. Una plantilla que se denominó como "corta" antes de su confección, incluso, y también justita de recursos cuando Oltra se puso manos a la obra.

OLTRA

¿Por los cambios de sistema?

Obviamente, Oltra tiene su responsabilidad. Aparte del material del que disponía defensivamente lo cierto es que el número de goles encajados a balón parado es inadmisible, no ya para un candidato a subir a Primera directamente o vía eliminatorias de ascenso, sino también para cualquier equipo que intente evitar el descenso a Segunda B. La mitad de los goles recibidos por el Córdoba han llegado a balón parado, el último, en el Carlos Tartiere. Aunque también se le ha achacado gran parte de culpa a que las derrotas sobre todo en casa han llegado por los cambios de sistema que planteó en el equipo. Esos cambios abarcaron desde la jornada 28 a la 33, seis partidos en los que en los dos primeros manejó un 1-5-3-2 y en el resto un 1-4-1-4-1. De esos 18 puntos posibles los blanquiverdes sumaron sólo cinco. Pero en las seis anteriores, de la 22 a la 27, con un 1-4-4-2, el Córdoba sumó sólo 4 de 18. Y eso que en la jornada 26, el triunfo en Ponferrada se hizo sobre un 1-4-4-1-1, con Markovic (que fue el mejor del partido) sustituyendo a Florin Andone. Por lo tanto, numéricamente no se puede achacar al cambio de sistema la pérdida de puntos: en El Arcángel, contra el Mirandés, el Leganés, el Zaragoza y el Osasuna se utilizó el sistema "de siempre" y en los cuatro acabó perdiendo. Ya en las seis jornadas anteriores, las últimas de la primera vuelta, los blanquiverdes dieron alguna muestra de debilidad en las dos últimas, en Elche y en El Arcángel ante el Mirandés, pero el triunfo en las cuatro jornadas anteriores tapó relativamente el problema que empezaba a atisbarse. De ahí que Oltra optara por intentar reforzar la defensa sin perder pegada. Se decantó por los chavales del filial ante la falta de opciones profesionales y aunque no perdió pegada, lo cierto es que el problema defensivo continuaba. Los cambios no afectaron.

SIN ALTERNATIVAS

Fidel, Ríos y el joven Nando

Florin respondía, Xisco se adaptaba a su rol y había que proteger la portería de Razak a base de esfuerzo, porque en cantidad y nivel competitivo el equipo no andaba sobrado. Oltra cambió el chip y modificó su idea inicial de equipo "protagonista" para jugar al contragolpe. Pero necesitaba llevar la bala hasta el cañón rumano. Y ahí confió en la calidad indiscutible de Fidel y en el desborde y desmarques de ruptura de Pedro Ríos. Fue la fase de más brillantez y aparentes hechuras de equipo de este Córdoba que busca ahora reeditar aquellos tiempos de octubre. El problema para el valenciano era parecido al de la defensa, aunque aquí, en teoría sí que se habían previsto alternativas. Sin embargo, y como se ha dicho, López Silva comenzó siendo de la confianza de su técnico para perder protagonismo rápidamente y terminar con una participación testimonial, como se detalla anteriormente. Por su parte, Nando es un jugador llegado de un filial en Segunda B, joven y que nunca hasta ahora ha tenido protagonismo ni ha sido primer espada a estos niveles. El valenciano dio media docena de partidos buenos, que coincidieron con la lesión de Pedro Ríos, pero poco más. Sobre Pineda ya se ha escrito lo suficiente y su incidente en Navidades no ayudó, precisamente. Como ocurre en la defensa, Oltra sabe que dispone de dos en banda y poco más.

SIN FÚTBOL

Un problema de consistencia

Es llamativo que sólo un equipo, la Llagostera, lleve menos empates que el Córdoba, un resultado que está sacando de aprietos a más de un rival, sin ir más lejos, al Alavés para lograr mantenerse aún a duras penas en puestos de ascenso directo. Los blanquiverdes se han visto en muchas dificultades para igualar un tanto en contra inicial o de mantener el resultado en caso de no poder ir a por el partido. De hecho, junto al Zaragoza, es el equipo que menos empates ha cosechado en casa, sólo dos: Huesca y el reciente ante el Tenerife. Asimismo, es el sexto equipo (en porcentaje) que más victorias caseras por la mínima tiene en Segunda. Cifras que se corresponden con las sensaciones de este Córdoba, cuya ausencia de fútbol, sobre todo por dentro, le lastra también defensivamente, ya que le es imposible contemporizar y defender con el balón en el pie. El equipo de Oltra sabe ayudar solidariamente en defensa y correr la banda apoyado en su calidad en esa zona. Pero por dentro no dejan de ser significativas las largas conducciones de Xisco para ofrecer una segunda jugada ante la falta de fútbol en la medular. Una balanza nunca equilibrada y que sólo llega al área rival o se apelotona en la propia. Son sólo algunas de las razones de la decadencia de un Córdoba que buscará romper su inercia negativa el domingo.