Las pretemporadas son lo que son y, si se toma la frase de Kiko Narváez sobre el fútbol de competición como referencia, habrá que convenir que el fútbol de verano no llega ni a fantasía. Sirve para ver, quizás, algún detalle positivo, como en la primera parte contra el Almería, mientras que los brochazos negativos son «normales», porque estamos en eso, en un ensayo general constante. Por lo tanto, son momentos en los que ni se pueden echar las campanas al vuelo para lo mejor ni llamar a un sepulturero para lo peor.

Hubo aspectos que apuntar el pasado sábado, aunque no tantos en el encuentro de ayer del Córdoba contra el Atlético Sanluqueño. En la segunda parte tuvo que jugar Pinillos como central ante la ausencia de Josema («por precaución», según Carrión y el club»), Víctor Mena tuvo que jugar todo el encuentro, mientras que Sebas Moyano y Sillero -autor del tercer gol- disputaron la última media hora.

Probó Carrión en la primera parte un doble pivote, mientras que en la segunda volvió a su dibujo habitual. Mientras que en la primera media hora de encuentro el equipo pareció funcionar bien -sin llegar a niveles de compromisos anteriores-, a partir de ahí le costó. El «no salen, no salen», grito habitual para mantener la presión muy arriba y evitar que el contrario pueda traspasar la línea de mediocampo con el balón controlado, se quedó a partir de esa primera media hora sólo en un acto de buena voluntad. Le costó al conjunto blanquiverde, que ya había encarrilado el encuentro con un gol fruto de la efervescencia de Javi Galán y otro a balón parado, obra de Alfaro de cabeza. Pudo aumentar la ventaja el conjunto blanquiverde con un disparo desde fuera del área de Esteve que se estrelló en el larguero, pero ya en los últimos 15 minutos del primer acto se vio que el Córdoba, por físico, por ausencias y por probaturas no iba a ofrecer la mejor imagen de la pretemporada.

En el segundo acto, el Sanluqueño dio un pasito para adelante y el Córdoba no llegó a obtener frutos de la presión, a la que ya llegaba tarde, incluso con los cambios. El equipo de Falete apretó el marcador con un gol de Pepelu, aunque 10 minutos después era el chaval Sillero el que se encargaba de dejar el marcador con la distancia mínima que se presupone por la categoría en la que militan ambos conjuntos. Individualmente gustaron Javi Galán, los detalles entre líneas de Alfaro, la batalla y el trabajo de Jona y Sebas Moyano, al que quizá sólo le falte en la cabeza ese sentido táctico y grupal de algo que, al fin y al cabo, se juega en equipo. Cuando lo logre, no le baja nadie.

Por lo demás, ensayo de perfil bajo con ausencias y comprobar alternativas. Poco más.