POSITIVO

1. Salvar lo que es válido

El Camp Nou certificó un trimestre negro en el mejor año en blanquiverde. Los profundos cambios que se deben acometer en la plantilla no son óbice para reconocer lo bueno que tiene el equipo, aunque sea individualmente y en muy pocos elementos. Ghilas volvió a demostrar por enésima vez que las posibilidades atacantes de este Córdoba pasan casi exclusivamente por él. El reto será recuperar a Fede Cartabia, al que se le volvió a ver muy intermitente, excesivamente individualista y, lo que es peor, con signos de hastío. Será un reto lograr de una vez su integración en el equipo, que ganaría así muchos enteros.

2. Una escena necesaria

Las declaraciones de Miroslav Djukic tras el encuentro tuvieron más de escenificación que de indignación. El serbio sintió la necesidad de transmitir el terremoto que se avecina a partir de esta semana, en el que muchos de sus jugadores saldrán hacia otros destinos. Lo positivo es que a partir del próximo mes su responsabilidad subirá en un gran porcentaje, ya que no podrá aducir que la plantilla no la hizo él. Al menos, en las modificaciones de la misma sí que tendrá su cuota para intentar el juego que pretende, que dista mucho del actual, con seis y hasta siete jugadores de corte defensivo.

NEGATIVO

1. Un perfil nada nuevo

En Barcelona, sobre todo en el último tramo, volvió a evidenciarse un extremo ya marcado desde la temporada pasada y que va más allá de la calidad (o ausencia de ésta) en la plantilla. Ya en la campaña pasada el Córdoba dio, salvo excepciones, sobradas muestras de no tener excesivos jugadores de carácter, líderes dentro del campo y no tanto dentro del vestuario, futbolistas que sean un referente sobre el césped cuando el equipo está en dificultades. La tarea de las próximas semanas no será tan solo buscar aumentar el nivel de calidad de la plantilla: también hará falta temperamento y personalidad en el campo.

2. La sorpresa de Bilbao

El papelón que se le viene a Djukic no es precisamente pequeño. A partir del 1 de enero las modificaciones para mejorar la plantilla deberán tener reflejo en el campo casi desde el principio. No deja de ser llamativo que Albert Ferrer fuera destituido en la jornada octava, con cuatro puntos en el casillero y sin ningún triunfo. El serbio, en el mismo número de partidos ha sumado solo tres puntos más, los obtenidos en la gran sorpresa dada en San Mamés. Pero tanto ante el Barça como sobre todo ante el Levante se demostró que ese sistema no sirve para siempre. En enero deberá partir de cero.