Paco Jémez ha sido el único entrenador no destituido por Carlos González desde su llegada, en junio del 2011. Eran tiempos aquellos en los que se repetía, como ejemplo de orgullo, que «todos quieren venir al Córdoba» o que «ningún profesional le ha dicho que no al Córdoba». El hoy entrenador del Cruz Azul se marchó al Rayo a pesar de haber firmado una campaña histórica, no sólo por llegar a eliminatorias de ascenso, sino por la emoción generada en la grada. Desde entonces han pasado Rafa Berges, Juan Eduardo Esnaider, Pablo Villa, Albert Ferrer, Miroslav Djukic, José Antonio Romero, José Luis Oltra y en dos etapas (una de un solo encuentro), Luis Miguel Carrión.

Una media de entrenador por año imposible si lo que se pretende es instaurar un proyecto, palabra muy repetida por las oficinas de El Arcángel, aunque no plasmada aún después de seis años y medio. Porque en el caso de los jefes deportivos, secretarios técnicos, directores deportivos o como se quieran llamar, la media va pareja. Empezó Juan Luna Eslava, que duró una temporada y media. Tras él, hubo un paréntesis de casi 10 meses sin jefe oficial en la parcela deportiva, hasta que en diciembre del 2013 llegó Pedro Cordero, que vivió el ascenso a Primera y la decepcionante temporada del descenso, tras el cual también se marchó. Con él, Cándido Cardoso. Durante otra temporada y media destuvo Emilio Vega, tras cuya destitución se nombró a Álex Gómez, hace ocho meses, como nuevo director deportivo. En realidad, es Carlos González, junto al regreso de Cándido Cardoso como brazo ejecutor, el responsable de las decisiones deportivas en el Córdoba. Hoy, probablemente, nombrará a su décimo entrenador en esos seis años y medio. Ahora ya no todos quieren venir al Córdoba. Quizás porque no se avista ningún proyecto. Igual nunca lo hubo.