Los 22 viajeros de Segunda División (o LaLiga2, denominación elegida por la LFP) ya se encuentran a bordo. Ayer se produjeron los dos ascensos pendientes para completar el cupo y, en ambos, hubo directa relación con el Córdoba. En la matinal, el Sevilla Atlético de Bernardo Cruz lograba regresar a la categoría de plata del fútbol español en la tanda de penaltis a costa del Lleida. El exblanquiverde, además, anotó una de las penas máximas --no sin un punto de fortuna-- para que el filial hispalense ascendiera y tome, de esta manera, el relevo al segundo equipo sevillista que ya militara hasta hace siete años en Segunda con jugadores como Perotti, Alejandro Alfaro, Armenteros o Cordero.

Era la penúltima plaza en liza. La última la debían dirimir el Hércules de Javi Flores y el Cádiz de Abel Gómez. Y la experiencia en ascensos pesó, porque el que fuera capitán blanquiverde logró el quinto de su carrera para devolver a los amarillos a la categoría de plata, perdida precisamente en el Rico Pérez, en aquella 2007/08 con el penalti fallado por Abraham Paz.

Un Cádiz que desembarcará en LaLiga2 con el mismo presidente, Manuel Vizcaíno, aunque con un hombre fuerte en la parcela deportiva y dueño del otro 50% del accionariado de la entidad cadista: Quique Pina.

Ambos, teóricamente, deben ser equipos que han de pelear por la permanencia, que ésta sea lo más tranquila posible, aunque en esta Segunda tan igualada que se vislumbra desde el nuevo reparto de derechos televisivos no sería nada descartable que los gaditanos fueran uno de esos equipos revelación, a imagen y semejanza del Nástic de Tarragona en la campaña que acaba de finalizar.

Los otros dos recién ascendidos, el UCAM Murcia y el Reus Deportiu completan el cuadro por abajo. Por arriba, el Levante, el Getafe y el Rayo Vallecano afrontarán la temporada con el objetivo ineludible de recuperar la categoría perdida. Para ello dispondrán de un presupuesto más que holgado gracias a las ayudas al descenso. Los tres tendrán un presupuesto de ingresos que supondrá más del doble de lo que tendrá, por ejemplo, el Córdoba, aunque otra cosa a estudiar sería el límite salarial deportivo que impondrá la LFP a todos, ya que las deudas de los dos clubs madrileños son muy importantes.

Tras los tres recién descendidos, los que han optado en la campaña que acaba de finalizar a subir a Primera. El Girona, el Nástic, Oviedo, el Zaragoza, el Alcorcón, el Mallorca, el Almería, el Valladolid y, por supuesto, el Córdoba, completan más de una docena de equipos que están llamados a estar en la parte alta de la tabla. Junto a ellos, un grupo de equipos que también se plantean estar arriba, aunque la competición, tanto a éstos como a alguno de los anteriores, colocará en su lugar. El Tenerife, el Numancia, el Huesca, el Elche, el Lugo o el Mirandés tienen, en la mayoría de sus casos, menos presión que esa docena de equipos para intentar un asalto a los puestos nobles de la tabla clasificatoria. Aunque, ya se sabe, en Segunda División siempre hay sorpresas, tanto por arriba como por abajo y se puede volver a vaticinar una igualdad en la tabla que llevará, en determinadas épocas de la Liga, a estar a la misma corta distancia de los puestos de eliminatorias de ascenso a Primera que del descenso.

Una ventaja con respecto a la Liga anterior ha sido el reparto más equitativo de las distancias: el adiós de Alavés, Bilbao Athletic, Ponferradina y Osasuna, entre otros, y la llegada de Cádiz, UCAM Murcia y Sevilla Atlético ha provocado el adiós a aquel síndrome del norte padecido la pasada temporada en la que los únicos equipos andaluces, por ejemplo, eran el Córdoba y el Almería. La próxima campaña, en ese aspecto, habrá equilibrio, aunque más lo habrá en la tabla clasificatoria.