Albert Ferrer continuará siendo el entrenador del Córdoba al menos una semana más, a pesar de que ya desde la derrota en Valencia el club amagara con su destitución, tal y como adelantó este periódico el pasado 5 de octubre. Las sensaciones desde entonces, así como los resultados, no han hecho nada más que agravar la situación, con lo que la desconfianza en el entrenador que logró el ascenso ha ido aumentando progresivamente: desde la cúpula hasta el vestuario son pocos los defensores de Ferrer dentro de la casa cordobesista. Pero para entender esa continuidad con aparente fecha de caducidad (el club continúa contactando con varios entrenadores) habría que dibujar un mapa temporal que abarca desde su llegada a El Arcángel, el pasado 19 de febrero, hasta el próximo mercado invernal de fichajes.

CONTRATO ECONÓMICO

Menos de 200.000 euros encaso de ascender a Primera

Ferrer llegó el 19 de febrero a un equipo que dejó Pablo Villa después de acumular una racha en diciembre del 2013 de nueve puntos sobre 27 disputados y uno de los nueve últimos antes de ser destituido. La igualdad de la competición dejaba a los blanquiverdes con 34 puntos, a dos de los play-off y a cinco del descenso. Tras un inicio más que dubitativo, el catalán cambió el rumbo tras el empate a uno en casa ante el Murcia y después de muchas conversaciones de la cúpula del club con el vestuario. El técnico blanquiverde había firmado hasta final de temporada por una ficha que rondaba solo los 50.000 euros y en caso de ascenso a Primera su renovación sería automática por una temporada a razón de poco menos de 200.000 euros.

DECISIONES EN LA EUFORIA

Un rumor de más de un millón y medio de euros

En la semana en la que los blanquiverdes empataron en casa ante el Mallorca, lo que daba el pasaporte para disputar las eliminatorias de ascenso, el representante de Ferrer llama insistentemente a El Arcángel. El rumor se extiende: el Betis va detrás del preparador cordobesista como patrón para el regreso a Primera. El Córdoba se mueve y, a pesar de que desde Heliópolis confirman que no interesa el barcelonés y que tienen casi cerrada la contratación de Julio Velázquez, y siempre según fuentes de la entidad blanquiverde, la cúpula accede a las demandas del agente del técnico y se firma un nuevo contrato para el caso de que los blanquiverdes logren el ascenso a la máxima categoría del fútbol nacional. Un contrato de dos campañas (no una) que cambia radicalmente la situación de Ferrer y también la de los planes económicos del club: 500.000 euros la primera temporada y un millón de euros la segunda. Ambas, con premios por objetivos clasificatorios. El 22 de junio pasado, justo al finalizar el encuentro en el Gran Canaria, ese nuevo contrato entró en vigor gracias al gol de Uli Dávila.

PLANTILLA

A pesar de errores propios, no lo tuvo nada fácil

La composición de la plantilla del regreso a Primera División se puede calificar de cualquier manera menos tranquila y/o juiciosa. Como botón de muestra, la primera incorporación. Según fuentes del club cordobesista, Albert Ferrer mostró algo más que enfado cuando se enteró por la prensa de que el Córdoba había incorporado a Deivid. En la propia entidad se le pidió disculpas y se le intentó explicar que era un fichaje "de club". A partir de ahí, el técnico participó en decisiones, aunque también tuvo que aceptar diferentes imposiciones. En su debe, el error del fichaje de Mike Havenaar, que al igual que Patrick Ekeng, fueron sugerencias del entrenador blanquiverde, aunque el japonés aconsejado desde el propio club. No fue la única dificultad con la que tuvo que lidiar. Ferrer pidió la salida de varios pesos pesados del vestuario y el club no acometió esa reestructuración. Dos ejemplos que subrayan esa ausencia de respuesta a las peticiones del técnico: uno, el deseo de tener una plantilla ajustada, de no más de 22 o 23 jugadores y no los 26 que componen el plantel; el otro, la salida de Raúl Bravo, que se marchó señalando al entrenador como responsable de su marcha. No solo él, otros tres jugadores eran los que a juicio de Ferrer debían salir y el club no accedió a los deseos de su técnico o, simplemente, se vio incapaz de responder a su petición. Hombres que tuvieron peso tanto en el cambio de rumbo experimentado a partir de aquel partido ante el Murcia como en la opinión del vestuario. Fue la causa del segundo gran distanciamiento entre técnico y plantel. El primero ya se produjo en plena temporada, con las salidas y entradas de nombres de convocatorias y de titularidades que generaron más de un malestar y hasta la intermediación de la cúpula, por vez primera, para evitar mayores dificultades a las que había en la misma Liga, con el objetivo del play-off .

PROBLEMAS

Avisos claros desde la pretemporada

Esa composición coral de la plantilla derivó en un esquema descompensado. Falta (en cantidad y calidad) de laterales y overbooking de mediapuntas. Algún fichaje, imprevisto inicialmente, debió hacerse en los últimos días ante la evidencia que mostraba el equipo, y a pesar de que ya algunas voces desde dentro del club avisaban en pretemporada a sus allegados de que el camino elegido no era el correcto. Y se confirmó. La Liga comenzó y a las pocas semanas se pudo comprobar no solo que a Ferrer le costaba dotar de identidad a su equipo, sino que además no tenía en el plantel elementos para buscar soluciones en algunas zonas, mientras que en otras existía un sobrante con el consiguiente malestar de varios futbolistas por quedarse fuera de las convocatorias, a pesar de entender éstos que respondían al técnico cuando confiaba en ellos.

CÓRDOBA EN FALLAS

Valencia, primer detonante para cambiar el rumbo

Ya se ha explicado lo que significó aquella derrota en Mestalla por 3-0, que se sumaba a las sensaciones transmitidas por el equipo en partidos anteriores, quizás con la única excepción del encuentro inaugural en el Bernabéu. Pero el primer impedimento está, precisamente, en ese contrato firmado durante las eliminatorias de ascenso a Primera que supondría para el club un desembolso de un millón y medio de euros, amén de lo que significaría económicamente la contratación de un nuevo entrenador. Además, la pérdida de confianza en el técnico aconsejaba un paréntesis, ya que dentro del club se veía excesivamente lejano el mercado invernal de fichajes, como se dedujo de las reuniones habidas la pasada semana, tanto con la plantilla como con el cuerpo técnico. A los primeros se les pidió mayor esfuerzo, no solo en el aspecto deportivo, sino también de entendimiento con el entrenador. Y a éste mayor carga de trabajo. El objetivo no era otro que el de ganar tiempo y acercarse a diciembre con un mínimo de puntuación en el bolsillo para acometer después la transformación. El cambio afectará de manera notable a la plantilla. Entre cinco y siete incorporaciones (al menos dos laterales, dos extremos y un mediocentro creativo) y lo más problemático: dar salida a un mayor número de efectivos, entre ellos, alguno de los que paradójicamente solicitó el propio Ferrer hace tres meses. Una decisión desagradable y por ello pospuesta, pero que el club no tendrá más remedio que acometer.

ÚLTIMAS HORAS

Cita técnico-presidente y almuerzo sin resolución

Tras la dura derrota ante el Málaga, Carlos González (que hace unos días declaró tener "la mejor plantilla y el mejor cuerpo técnico de Primera") y el entrenador conversaron en El Arcángel por espacio de algunos minutos. Básicamente, Ferrer insistió en lo dicho un rato antes en sala de prensa. Se ve con capacidad para sacar adelante el proyecto, aunque ni la cúpula ni el plantel tienen fe en ello. El discurso voluntarista del catalán suena cada vez más hueco dentro de la caseta y en la planta noble de El Arcángel. Ayer, los hombres fuertes del presidente almorzaron con éste después de presenciar la derrota del filial en El Fontanar. Los contactos con entrenadores continúan, así como los ofrecimientos. La entidad tiene claro que la mayor parte de la plantilla no ha sorteado los últimos desencuentros con el técnico y tanto los números como las sensaciones del equipo señalan que la destitución sería el paso más lógico. Sin embargo, la cúpula ha decidido dar un margen de una semana más para comprobar si se produce la reacción, no solo en cifras, también en juego e ideas. Pero desde dentro del club se transmite que lo que hace dos semanas eran dudas más que razonables hoy se han convertido en certezas. La fe en Albert Ferrer se agotó.