Lo único certero con respecto al Camino Carbonell son las expediciones veraniegas que, de pequeños, hacíamos casi a diario al Molino de Lope García. En el camino, una hilera de árboles a los que encaramarnos para hacer provisión de almezas antes de pasar por el puente del Diablo. De hecho, la única verdad cierta a añadir desde entonces, era que los terrenos por los que pasábamos en aquella primera juventud eran de Rafael Gómez.

El dueño de Arenal 2000 mantuvo su perfil cuando hace ya semanas, cuando supo de los trabajos que hacía el club en la ciudad deportiva. Mandó dos burofax al Córdoba instándole no sólo a detener dichas obras, sino a abandonar la instalación, ya que está cumplido desde hace dos años el contrato de cesión que firmó con Rafael Campanero. La maniobra, al parecer, tenía más visos de intentar arreglar una situación irregular que una decisión en firme de actuar con literalidad. El club, unos días antes, había asegurado que los terrenos eran del Banco Popular y que se encontraba en negociaciones con la entidad financiera para adquirir la parcela. Pero el Popular informó a este periódico que «ni era» suya «ni lo iba a ser». Rápidamente, el dueño del Córdoba se desdijo de lo que el club había declarado y afirmó que creían que era del Popular, pero que «ahora parece claro que pertenecen a otra entidad financiera». No quiso desvelar cuál, pero casi simultáneamente entró en escena el tercer actor -por ahora- en el enredo.

DE RAFAEL GÓMEZ A TREMÓN / Grupo Tremón se personó en la Gerencia de Urbanismo acreditando documentalmente ser el dueño de la parcela. No sólo hizo eso -nota del Registro de la Propiedad en la que consta como propietario-, sino que denunció las obras que se hacían en Camino Carbonell e instaba al Ayuntamiento a que se detuvieran.

En declaraciones a este periódico, portavoces del grupo inmobiliario aseveraban que compraron los terrenos a Arenal 2000 «libres de cargas y de ocupantes», por lo que entendían que el Córdoba había realizado una «usurpación» de los terrenos.

Tremón se queja de que «nadie se ha puesto en contacto con nosotros y nos hemos enterado de lo que se está realizando allí a través de vosotros, a través de la prensa» y reiteraba que compró la parcela en esas condiciones en el 2007 y que la misma «no tiene ninguna ejecución de embargo», dejando entrever que no podía existir ninguna entidad financiera con la que negociar. Posiblemente, a través del concurso de acreedores en el que está inmerso Tremón, pero el grupo inmobiliario declaró que «hace ya tres años que hicimos la junta de acreedores», por lo que se salió del concurso de la misma manera que, por ejemplo, lo hizo el Córdoba, precisamente un año antes. Asimismo, Tremón defiende que la parcela «sólo tiene una hipoteca de La Caixa», por lo que también se deduce que, al menos a día de hoy, no se encuentra como un bien señalado por ningún acreedor.

El caso es que Urbanismo, a través de su presidente, Pedro García, reconoció públicamente que «Tremón ha acreditado documentalmente ser el dueño de los terrenos de la ciudad deportiva», por lo que la reclamación tuvo un primer efecto: el mismo día en el que García realizó las declaraciones, una patrulla de la Policía Local acudió al Camino Carbonell. Apenas estuvo cinco minutos y recabó información del encargado de las obras que, aún hoy, continúan haciéndose y terminarán «a finales de octubre, probablemente», declaró el vicepresidente de la entidad blanquiverde, Javier Jiménez, a finales de la pasada semana, cuando el Córdoba programó una recepción para presentar las obras que se habían realizado y lo que se pretendía hacer.

USURPACIONES Y NOVIAS / En el acto, Jiménez afirmó que «el problema del dueño, antes no existía». Aunque lo cierto es que sí. Ya en el 2013, Rafael Gómez pronunció aquella frase digna de ser inscrita en la entrada de la ciudad deportiva -«es del menda lerenda que come turrón de almendra»- cuando se planteó realizar un proyecto turístico-deportivo en la zona. El entonces alcalde, José Antonio Nieto, manifestó que los terrenos «son de la entidad que ha solicitado la innovación» del PGOU para realizar el proyecto, y los citados datos del Registro de la Propiedad son los que se tienen «que valorar», dejando clara la titularidad del Grupo Tremón. De hecho, cuando hace unos días Gómez reclamó de nuevo la titularidad, la respuesta que halló en Carlos González es exactamente la misma que tres años antes expuso Nieto: «Si el suelo es de su propiedad, que lo acredite, y si lo acredita a lo mejor sirve para pagar la deuda» pendiente con el Ayuntamiento.

También Jiménez mostró su enfado con la lucha por la titularidad de la ciudad deportiva: «Ahora que se asea lo que era un erial, le salen novias» a lo que él mismo denóminó como «el principio de un edén».

En realidad y según consta en los documentos, la novia desde hace nueve años ha sido Grupo Tremón, que argumenta que ni el concurso en el que estuvo ni la situación legal en la actualidad afecta a ese noviazgo. De ahí que haya iniciado «acciones legales» en lo que entiende que es «una ocupación no consentida, una usurpación».

En cualquier caso y vistos los antecedentes del club en los últimos años, el propio Córdoba se puede añadir como una nueva novia al enredo por la ciudad deportiva.