El pelotazo rumano fue el más inesperado de todos, sobre todo para el el experto futbolístico que ha confeccionado el plantel de esta temporada y que ya vaticinó, en el 2014, que era «el peor fichaje de la historia del Córdoba». Apenas 14 meses después de aquella demostración de sapiencia futbolística -zapatero, a tus zapatos- era renovado a bombo y platillo como rampa de lanzamiento para una buena venta. El hombre que lo trajo, que recibió apenas una propina por tener ese buen ojo, ha declarado hace unos días que no fue «feliz» en el Córdoba, sentimiento -el de la infelicidad- que cada vez expresan más y más personas que han pasado por El Arcángel. También bastantes que nunca pasaron por el estadio cordobés pero que han tenido tratos con el actual Córdoba. Precisamente, el Deportivo es uno de ellos.

Lo más llamativo de esta época de incertidumbre es la manera en la que se agudiza el ingenio hasta extremos que, por momentos, dibujan una mueca a más de uno, entre la incredulidad y la pena. Tras ingresar casi 80 millones de euros en cuatro años, el Córdoba asegura no tener viruta como aviso para que no le exijan que se amplíe el límite salarial, por otra parte agotado. Cortar a jugadores de ficha limitada no resuelve el problema, ya que no da margen económico de maniobra. Los de sueldos más altos podrían hacer el hueco, pero para ello tendrían que aceptar otro destino y, lógicamente, que en ese destino se esté dispuesto a pagar esa ficha. Algo nada fácil. La época del regate al extranjero pasó y, aunque aún quedan pardillos, hay que rebuscar y rebuscar. Por lo tanto, la otra alternativa es hacer cash. Pero, ¿con qué?

Florin Andone ha perdido la titularidad y el rumano se ha mostrado contrariado. Su explosión de la pasada temporada ya empieza a estar en la memoria, a dejar de ser presente. Y eso afecta a su cotización, lo que genera dolor de cabeza en El Arcángel. Se ingresó hace unas semanas el penúltimo pago por él, pero como en las casas de dudosa administración, ese dinero ya tenía destino antes de llegar. Queda un último pago, en noviembre próximo, idéntico al penúltimo, 1,75 millones de nuevo, con lo que el traspaso más alto en la historia del Córdoba apenas se ha visto. No se ha reflejado en la caseta, con el equipo último clasificado y la pasada temporada salvado en la penúltima jornada. Y tampoco se ha vislumbrado en infraestructuras, con el club metido en juicio con Tremon e intentando esquivar al fotógrafo en la Ciudad de la Justicia. De hecho, y en el mejor de los casos, lo que antes salía prácticamente gratis de forma indefinidad, pasará ahora a costar entre 70.000 y 100.000 euros anuales con un límite de tiempo.

Por lo tanto, el único caramelo que queda es ese 30% sobre los derechos económicos de Florin Andone. El Deportivo no tiene prisa en traspasar al rumano y se mantiene en sus trece en que interesa que siga en la plantilla. Se dice que los gallegos no quieren saber nada del asunto, como mínimo, hasta el verano. Pero ya sería tarde para alguno.

¿Existiría alguien en el mundo del fútbol dispuesto a pagar una cantidad por los derechos de ese 30%, un Floriniquito que ha entrado como posible en otras operaciones más amplias? ¿Aparecería alguien, del fútbol o no, dispuesto a invertir en el mercado de futuros del fútbol? Los movimientos con ese 30% del Floriniquito rozan cada vez más el chalaneo. Gestión deportiva, decían.