Un empate casi nunca es bueno», dijo ayer Luis Miguel Carrión en rueda de prensa. Y sin embargo introdujo, por traición del subconsciente, el casi. Porque aunque aseguró que «hay que ir a por la victoria mañana», reconoció que «luego, dentro del partido hay mil circunstancias» que pueden llevarte a conformarte con el empate.

Y es que el encuentro que esta tarde disputan Cádiz y Córdoba (a las 21:00 horas en el Ramón de Carranza) puede significar un paso de gigante en la salvación de los blanquiverdes en caso de victoria, pero dependiendo del resto de resultados de la jornada, un puntito puede ser también de oro.

EN BUSCA DE LA TRANQUILIDAD

Ganar significaría disfrutar tranquilos de la feria, sin agobios, mientras que una derrota, dependiendo del resto de marcadores, podría arrastar al equipo de nuevo al borde del descenso. Se trata por tanto de un partido clave para evitar agobios finales, acercar el objetivo de los 50 puntos y no tener que recibir al Oviedo, dentro de ocho días, en otro ambiente de dramática final.

Sin embargo, el Córdoba ha acostumbrado a su afición a que los tres puntos fuera de casa son tabú, una cuestión que no se osa ni pensar, ya que no se logran desde diciembre del pasado 2016, y quedan solo dos citas para romper la racha. Una hinchada, por cierto, que mañana acudirá en masa a Cádiz para que los once jugadores que salgan con la camisola blanquiverde se sientan arropados.

MAREA BLANQUIVERDE

El técnico del Córdoba aseguró que para sus hombres el apoyo de la grada «es muy importante». Ante el Reus «el equipo notó ese aliento, notó a la gente apoyándolos». Y agradeció el esfuerzo de la familia cordobesista que acudirá esta noche al Carranza, en unas estimaciones de entre 500 y 1.000: «Esta semana hay gente ilusionada que va al Carranza y tenemos un deber con ellos».

En cuanto a las novedades en la convocatoria, solo se cae un hombre respecto a los 18 que fueron citados por el barcelonés para el pasado partido ante el Reus. Caballero no estará por problemas personales en la expedición que mañana sale de Córdoba rumbo a Cádiz. Su puesto lo suple el joven Esteve, joven del Córdoba B, que ya entrenó esta semana con el primer equipo.

Juli, por su parte, que «ha entrenado con molestias» según Carrión, ha sido finalmente citado. El alcoyano ha probado de titular durante la semana y pese a los problemas físicos apunta al once. Se disputará el puesto con Pedro Ríos, siendo la otra duda la delantera. Piovaccari rindió a buen nivel ante el Reus, pero Rodri salió desde el banco para marcar el gol decisivo. Hasta que empiece el partido no saldremos de dudas.

DUDAS EN ATAQUE

Una variante arriesgada sería la de poner a ambos en punta, lo que iría en consonancia con las tácticas ensayadas esta semana, con jugadores de banda caídos al centro para dejar todo el espacio a los laterales, buscando superioridades en las bandas y muchos jugadores en el área para el remate.

Porque el Cádiz tiene precisamente en sus hombres de banda su mejor recurso ofensivo. El equipo dirigido por Álvaro Cervera disfruta cuando son los otros los que tienen el balón y se abren en busca del gol, y aprovechan la velocidad de sus extremos, Álvaro y Salvi, y de Ortuño, máximo goleador del Cádiz con 17 tantos, para adelantarse a la contra. El propio Cervera advirtió ayer en rueda de prensa que «estos equipos (en referencia a los que pelean por evitar el descenso) están más cerrados y nosotros ahí no somos tan buenos».

El Cádiz ha cimentado sus buenos resultados en casa con un buen trabajo defensivo, que le ha valido para ser el segundo menos goleado en su estadio. El Córdoba tratará de aprovechar su última mala racha (tres puntos de doce en el Carranza) para pescar en río revuelto. Porque los cientos que viajan con el equipo a Cádiz y los miles que verán el partido desde casa querrán disfrutar de una feria tranquila sin tener que tener la mente puesta en un partido ante el Oviedo convertido en otra final. Por eso, ganar en Cádiz bien vale una feria.