Es un día duro y triste por mucho que fuera previsible su llegada. De hecho han de llegar otros días, como mínimo, igual de duros y tristes. Posiblemente más. Porque lo que el Córdoba transmite desde hace ya tiempo, no sólo desde esta temporada, es el advenimiento de un fin de ciclo que, como siempre, ha de comenzar con una progresiva degradación. De dentro hacia fuera, como la fruta podrida, que puede mostrar una piel brillante y de color vivo pero que si no se abre para ver su interior sólo dará la cara su infección cuando ya no haya remedio. Cuando no se puede salvar parte al menos del fruto, por lo que el futuro pasa, desgraciadamente, por sembrar.

Luis Carrión era un hombre destituido después del 4-0 en Barcelona. Si no ha sido relevado, si no se le ha sustituido hasta ahora ha sido, simplemente, por la incapacidad para encontrarle una alternativa. No es fácil, hay que reconocerlo. El Córdoba ya va cogiendo su familla en el mundo del fútbol y se sabe lo que hay, de ahí que más de uno haya dicho que no, que siempre hay tiempo para estrellarse o, en caso de lograr el objetivo, también hay años de sobra para tener que soportar diariamente al «Siri de El Arcángel» llamándote continuamente y, además, diciéndote lo que has de hacer. Así que más de un obrero del banquillo ha estado fuera de cobertura en las últimas semanas. O sin batería. Entre la valentía, la temeridad y la necesidad hay líneas muy difusas, así que ponga usted la cualidad que desee al nuevo inquilino del banquillo del Córdoba que ha de llegar en poco tiempo. Si consiguen cerrarlo de una vez, claro.

Si en otros tiempos bastante recientes han servido para salvar la cara, las cartas marcadas, en esta ocasión, pueden no conseguir ganar la partida y, lo que es peor, se puede terminar con la baraja rota en mil pedazos. Ojo a lo que se avecina.

El Córdoba es el equipo más goleado de Segunda (22), vuelve a puestos de descenso y suma el 70% de sus partidos como derrotas. Para colmo, el hasta hoy entrenador ha probado absolutamente todo: jugar con un mediocentro por delante de la defensa y un punta, con un doble pivote mixto, con otro sin mediocentro defensivo, con dos delanteros... También ha probado con los tres centrales y, cuando ninguno ha convencido, ha tenido que meter a un mediocentro defensivo como central. Por si no fuera suficiente, ha dejado fuera a los dos laterales izquierdos y dado la titularidad a un chaval del filial durante dos encuentros para, posteriormente, devolverlo al segundo equipo. Hay más: ha puesto a los dos porteros, a algún centrocampista lo ha metido en banda y, con todo lo anteriormente expuesto, es lógico que también haya intentado ejecutar prácticamente todos los esquemas existentes en el fútbol actual.

Por más que se intente evitar con lo que se ha contado en estas líneas hasta ahora, hay que hablar del bochorno histórico que vivió el Córdoba, anoche, en El Arcángel. Este Córdoba es un equipo sin perfil defensivo y con jugadores atrás que tampoco lo tienen acentuado. El equipo en general no es un grupo al que se le pueda exigir, en general, ese gran sacrificio en forma de trabajo a la hora de recuperar el balón. De ahí que tenga momentos aparentes de mediocampo hacia adelante y absolutamente dantescos en campo propio. A los 15 minutos el Córdoba perdía 0-2 contra un equipo que hasta ayer había anotado siete goles en nueve encuentros. De los 12 tantos a favor que refleja el Nástic, cinco los hizo en El Arcángel. Los balones a la espalda de la defensa (tantas veces recordados desde la jornada 1) fueron de nuevo la tumba para el Córdoba.

Los locales, a pesar del ambiente (o puede que por él, precisamente) achucharon. Con pocas ideas o muy básicas, pero se entregaron de nuevo a la emocionalidad, al corazón. Al topetazo, si se quiere expresar así. Pero al menos pusieron la entrega, mínimo que hay que exigirle a un equipo. Acortó distancias el Córdoba a través de Sergi Guardiola y tuvo unos minutos, el conjunto blanquiverde, en los que logró tirar de la grada, algo muy complicado en estas circunstancias. Dejaba para el descanso muchas dudas el conjunto de Carrión: ese ritmo era inasumible para el equipo y, a pesar de la buena voluntad, la falta de ideas era, de nuevo, palpable. Sólo un ejemplo: ¿cuántos balones de 50 metros se intentaron meter a Jovanovic? Fue uno de los «recursos» a los que tuvo que asirse el equipo.

El segundo acto fue la crónica de una muerte anunciada. Comenzó el Nástic bordeando la sentencia, tuvo de nuevo un cuartito de hora, con lo poco que le quedaba, el Córdoba. Pero no había nada que hacer. A este equipo le hace falta muchísimo y no sólo por el entrenador, que también.

En el último cuarto de hora anotó el Nástic tres goles y sentenció un encuentro que, en realidad, estaba ya en la mazmorra, ya que este Córdoba tiene demasiados impedimentos. Por tenerlos, hasta la incapacidad del club para acercar a la afición el mismo equipo. Mientras las grietas se transforman, muchas veces interesadamente, en abismos, las consecuencias las sufren tanto unos (jugadores) como otros (aficionados). Nosotros seguiremos contándolo, y mientras el drama continúa «Siri de El Arcángel» insistirá en decirles, en decirnos, lo que cada uno ha de hacer. Eso sí, el bochorno histórico es sólo para los jugadores, sólo para los aficionados. Para usted. Porque lo único de verdad que hay, hoy por hoy, en el Córdoba son sus jugadores y sus aficionados. El resto es un trabajo de tramoya que empieza a caer ahora. Que el fútbol, aquél al que se le ha faltado tanto al respeto, empieza a desmontar. Derrota a derrota.

Ficha técnica:

Córdoba: Kieszek, Fernández, Joao Afonso, Edu Ramos, Pinillos; Aguza, Javi Lara, Markovic (Javi Galán, min. 81); Jaime Romero (Alfaro, min. 73), Jovanovic; Sergi Guardiola (Jona, min. 57).

Nástic de Tarragona: Dimitrievski; Kakabadze, Perone, Molina, Javi Jiménez; Gaztañaga, Sergio Tejera, Omar Perdomo (Tete, min. 53), Abraham (Eddy Silvestre, min. 73); Manu Barreiro y Uche.

Goles: 0-1, min. 1: Uche; 0-2, min. 16: Uche; 1-2, min. 19: Sergi Guardiola; 1-3, min. 79: Juan Delgado: 1-4, min. 84: Manu Barreiro; 1-5, min. 93: Manu Barreiro (p).

Árbitro: Pérez Pallás, David (colegio gallego), que amonestó a los locales Sergi Guardiola, Kieszek y Edu Ramos, así como a los visitantes Gaztañaga, Delgado y Dimitrievski.

Incidencias: Partido de la décima jornada de Segunda División en El Arcángel ante 9.672 espectadores.