El domingo el Córdoba visita al Sevilla Atlético, un rival al que se enfrentó por primera vez en Liga en la campaña 1978/79, en el grupo II de Segunda B. No corrían buenos tiempos para los blanquiverdes, que llegaron al Sánchez Pizjuán metidos en el fondo de la tabla cuando la idea era la de estar en mitad, como mínimo, una situación muy parecida a la del Córdoba actual.

El partido se jugó el día de Nochevieja. Las huelgas de futbolistas reclamando mínimos derechos llegaron muy poco después. El conjunto blanquiverde, entrenado por Miralles -que era ayudado como segundo por el mítico Juanín-, caía por 2-1 después de firmar una primera parte desastrosa, lo que provocó las protestas de los cientos de aficionados desplazados a pesar del señalado día.

El equipo entrenaba en muchas ocasiones en el Enrique Puga, ya que El Arcángel se anegaba día sí, día también durante el invierno. Tres días después del «desastre de Sevilla», la directiva blanquiverde se reunió con el entrenador y de esa reunión salió un comunicado en el que se hacía «una llamada al orden de la directiva al cuerpo técnico y plantilla de profesionales» y se imponía una sanción económica al entrenador, al segundo técnico y a Burguete. Aparentemente, por un rifirrafe entre el jugador y Juanín tres días antes del encuentro, aunque a nadie se le escapó entonces que mucho tenía que ver con la imagen ofrecida en Sevilla y con la situación del equipo en la clasificación.

Burguete reconocía en este periódico al día siguiente que «todo fue cuestión de un momento de nervios y acepto las consecuencias» y aseguraba que «el equipo está mucho peor de lo que en realidad contiene». Es decir, que por calidad, el jugador entendía que aquel Córdoba debía ir más arriba en la tabla, pero «es preferible hablar en el campo y no con lamentaciones. Nuestra obligación está en superarnos y hacia ello vamos». Una situación más que delicada que acabó salvándose al mantener la categoría una temporada más, no con pocas dificultades. Dos temporadas después el equipo recuperaba la categoría de plata del fútbol español, aunque de manera efímera. Pero la situación del Córdoba en aquella etapa la reflejaba su entrenador, Miralles, después de la derrota ante el filial hispalense. «El Sevilla Atlético puso más ganas, más coraje» que el Córdoba, se arrancó a declarar, para asegurar luego que «habrá que hacer algo, porque así no vamos a ninguna parte».

Casi 40 años después, algunos puntos en común parece haber entre un Córdoba y otro.