Con el buen tiempo reinante, la Hermandad del Santo Vía Crucis de Bujalance salió a las nueve de la noche de la Catedral de la Campiña, con el Cristo del Amor y la Misericordia, portado a hombros por negros penitentes, entre un respetuoso silencio. El desfile procesional recorrió las calles y plazas del centro histórico, con un itinerario deferente, para que así poder llevar al Cristo a todos los hogares.

En Montoro la procesión del Santísimo Cristo de las Penas volvió a recorrer las calles el casco histórico de la localidad con la reincorporación, tras varios años, de las trompetas heráldicas anunciadoras del paso de la cofradía. Cientos de penitentes acompañaban a este Cristo desde la parroquia de San Bartolomé, desde donde salió a las 22.00 horas Llevado a hombros de nazarenos.

En Adamuz fue la imagen de Nuestro Padre Jesús por el recorrido tradicional. Este año, como novedad, contó con el acompañamiento de la nueva Banda de Cornetas y Tambores de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la localidad.

A las 21.00 horas partió de la ermita de Jesús Nuestro Señor Amarrado a la Columna, de la hermandad de Nuestro Padre Jesús de Cañete, conocida como la de los Moraos.

Pasadas las 23.00 horas salió de la ermita del Cristo de los Desamparados la imagen de Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad, de Pedro Abad, cuyo hermano mayor es Daniel Cerdá Rodríguez. Este año estrenó un pañuelo de bolillos. Desde la iglesia de la Inmaculada salió el Cristo de la Humildad de Villa del Río. Eran las 21.30 de una noche plácida en la que los penitentes estrenaron el paso por la plaza de la Constitución, donde se instaló una tribuna como novedad, cambiando así el recorrido. El Rescatado y la Amargura salieron en la tradicional procesión del Miércoles Santo de Villafranca. Lo hicieron desde la parroquia con el acompañamiento musical de la Banda de Cornetas y Tambores Jesús del Perdón de Tomelloso (Ciudad Real). Sin duda, una velada en la que el silencio se apoderó de todos los cofrades de la comarca, que recorre cada año sus pueblos para engrandecer una de las celebraciones religiosas más visitadas.