El carillón de la iglesia de San Pablo sigue deleitando con su música a los cordobeses que pasan por sus alrededores, y en estas fechas incluso con villancicos. Y es que este instrumento musical de percusión consistente en un juego de campanas dispuestas en escala musical que se golpean con un martillo es el tercero en importancia en España, después del de El Escorial (que cuenta con 42 campanas) y data de 1673, y el de la Generalitar, con 36 campanas.

El carillón de San Pablo, con 32 campanas, que fue comprado en la exposición mundial de París de 1900, fue restaurado en diciembre de 1997 mediante un convenio entre el Ayuntamiento, la Junta, la Diputación y Cajasur, que aportaron entonces 15 millones de pesetas. Había dejado de funcionar desde mediados de los años sesenta, por lo que la noticia de su recuperación para la ciudad fue muy bien acogida y celebrada.

El proyecto de ejecución de la restauración fue encargado a la empresa Noriega y se contemplaba la incorporación de un ordenador para tocar melodías, así como la supresión de los toques nocturnos y la corrección de la hora por vía satélite.

Así se explicaba en el periódico del 26 de diciembre de 1997, que dedicaba la apertura de la sección de Actualidad a este acontecimiento. Igualmente, el proyecto proponía incorporar un nuevo teclado de pedales y sustituir el mueble del teclado por otro de características similiares. El nuevo sistema informático que controla el sistema de campanas tiene un reloj programador para que toque en horas y medias horas, la anulación de toques nocturnos, la corrección de la hora vía satélite, el toque del ángelus por la mañana, toque de difuntos, así como todos los programas de la parroquia de San Pablo y actos oficiales del Ayuntamiento que se quisiesen programar, dada la cercanía del edificio consistorial al templo.

El carillón cordobés se tocaba originalmente mediante un teclado de piano, en el que el carrillonista podía interpretar obras de los grandes músicos. El registro dispone de unos pedales para introducir las notas más graves.