No puedo permanecer mudo, pasivo, ni dejar de mostrar un contundente rechazo ante la situación a la que están sometiendo las autoridades educativas a los alumnos de 2º de bachillerato de los distintos institutos andaluces, ya sean públicos, concertados o privados.

No deja de parecer surrealista que a fecha de 21 de febrero, unida a los recientes cambios también acontecidos en este curso académico en vigor, se vuelvan a modificar los contenidos de la prueba de Selectividad. Todo ello a 4 meses vista, pues ésta se celebrará a partir del 12 de junio del presente.

El resultado de esta prueba decidirá el futuro de un cuantioso número de alumnos que, dejándose la piel para obtener buenos resultados y así poder cursar estudios universitarios, verán sus sueños rotos o cumplidos.

Decir que estos vaivenes perjudican tanto a los vilipendiados alumnos como a los ninguneados familiares que nos vemos obligados a consolar y en muchas ocasiones a vivir la ansiedad y el estrés al que los someten este ritmo y estas modificaciones.

Debo de exigir como padre, seriedad y rigurosidad en las decisiones de estas autoridades que perjudican al alumnado. No eximo, ni lo pretendo, del trabajo y esfuerzo del que tienen la obligación los alumnos de prestar a tamaña empresa, pero, por favor, debemos de poner todos de nuestra parte y aquí, en concreto, la autoridad educativa no está legislando ni con coherencia ni con responsabilidad. Estos cambios deberían ser aplicados en el próximo curso y durante el desarrollo del correspondiente curso no aceptar ninguna modificación, ninguna.

Ánimo a estos alumnos que lo sufren, temple a sus familiares que los alentamos, y coherencia en las decisiones de los responsables educativos.

<b>Antonio Porras Castro</b>

Villafranca de Córdoba